EN SANTA CRUZ
Una mujer transgénero de la comunidad LGTB murió a los 32 años en condiciones dramáticas en la ciudad de Santa Cruz, luego de peregrinar durante tres días en busca de atención médica en varios centros de salud de la zona del Plan 3000.
La activista de la población trans en Santa Cruz, Muriel Arteaga Justiniano, informó que su compañera de nombre social, Fernanda Antelo, era una trabajadora sexual que cayó en crisis económica desde muy joven y que se agravó con la pandemia del coronavirus.
La salud de Fernanda se fue complicando hace cuatro días a consecuencia de ser portadora de una enfermedad que ella no sabía. En esas condiciones continuaba trabajando, hasta que comenzó a decaer mostrándose desnutrida, porque no había comido durante varios días, tenía bajas defensas y comenzó a sufrir convulsiones.
A raíz de su actividad decidió alejarse de su familia y se fue a vivir sola a un alojamiento en la zona de Los Pozos, donde no pudo cubrir los alquileres porque cayó la emergencia de la pandemia y el dueño del alojamiento la echó.
Por ese motivo sus últimos días pasó durmiendo en las calles y sin poder hallar alimentos ni poder trasladarse ante sus amigas y familiares, debido a las dificultades de transporte y fuertes las restricciones de la cuarentena.
Muriel explicó que el jueves de la semana se enteraron de su delicado estado de salud y decidieron llevarla al Centro Lazareto donde no la pudieron recibirla y estuvo tendida durante dos días debajo de un árbol. La dirigente supone que el personal médico tenía miedo de tomar contacto por la sospecha generalizada por el coronavirus.
Luego el viernes en la noche Fernanda fue llevada al Centro de Salud Pueblo Nuevo del Plan 3000, donde recibió atención por unas horas y la despacharon con un suero en la mano.
Completamente desvanecida la transportaron en un taxi hasta el Hospital San Juan de Dios donde apareció un familiar e intentó buscar atención médica más especializada, pero era imposible porque los centros de salud estaban ocupados en atender enfermos de la pandemia.
En esas condiciones la mañana del sábado fue trasladada a la casa de sus hermanos con los que había perdido contacto hace tres años por la vergüenza de ser una trabajadora sexual.
En su casa estuvo todo el día sábado sin auxilio médico ni ingerir alimentos. Mientras sus amigas fueron a buscar un paramédico para inyectar otro suero, cerca de las 18:00 horas del mismo día sábado falleció sola y la encontraron tendida en la cama sin vida y con barbijo en rl rostro.
Dijo que la mañana de este domingo sus amigas se movilizaron para iniciar trámites para el sepelio, sin embargo también chocaron con su realidad ante la falta de recursos para cubrir costos del sepelio.
Mientras estaba con vida, miembros del colectivo LGTB abrieron una cuenta bancaria para recaudar fondos este fin de semana en la esperanza de financiar una atención médica que le pudiera salvar la vida, empero la noticia del fallecimiento les cayó de sorpresa y se resignaron a denunciar el maltrato de la que fue víctima al ser rechazada en tres centros de salud.
En medio del apuro por cumplir requisitos para el sepelio, una de las activistas acudió a la buena voluntad del diputado cruceño Tomás Monasterios quien, no obstante el dolor y luto por la que pasaba por la muerte de su señor padre en pleno domingo, en una muestra de humanidad accedió a donar el ataúd para el entierro que se produjo a las 13:00 en el cementerio Santa Julia, ubicado en la misma zona del Plan 3000, donde terminó la vida de Fernanda Antelo en condiciones de absoluta pobreza.