Los presuntos autores del crimen fueron capturados
Un grupo de hombres asesinó a una mujer transexual en Medellín (noroeste) este domingo, la duodécima víctima trans en lo que va de año y la 28 de todo el colectivo LGTBI, según informó la ONG Caribe Afirmativo, quien alertó que «Colombia ya no es un lugar seguro para las personas trans«.
La mujer de 26 años, Verónica Dantes, que era colaboradora de esta entidad, fue «brutalmente» atacada con golpes y un arma blanca por tres individuos en el Parque de Boston de Medellín la madrugada del 28 de julio, tras lo cual fue trasladada al hospital, donde llegó sin vida.
Los presuntos autores del crimen fueron capturados y puestos a disposición judicial para enfrentarse a cargos por homicidio.
Tras llegar a Colombia en 2018 y vivir en diferentes zonas del país, Verónica se instaló en Medellín, donde se vinculó a Caribe Afirmativo y se integró en grupos de personas trans con enfoque migratorio de la ciudad, así como a colectivos activistas por el derecho a «hacer uso del espacio público sin ser hostigadas por actores al margen de la ley».
Caribe Afirmativo alertó de que este año se ha agudizado el subregistro de casos e incrementado los asesinatos de personas trans, sobre todo mujeres, en la capital antioqueña, con un aumento paulatino de los casos desde 2022.
«Instamos a la Alcaldía de Medellín a poner en marcha acciones efectivas en la protección de la ciudadanía LGBTIQ+, particularmente de las personas trans y ciudadanía en movilidad humana», reclamó la plataforma, quien hizo un llamado a los medios a no reproducir imágenes que victimicen o invaliden la identidad de género de Verónica.
El pasado 28 de junio, la Defensoría del Pueblo lamentó que había atendido 286 casos de violencia homófoba o transfóbica en los primeros cinco meses del año, en su mayoría violencia psicológica, y que en 2023 el total de casos fueron 480.
Un informe del Observatorio de Derechos Humanos de Caribe Afirmativo reveló que fueron 156 los homicidios contra personas del colectivo LGTBI en 2023, un 8 % más que el año anterior.
La hija trans de Elon Musk ha compartido una respuesta feroz a la afirmación de su padre de que fue “engañada” por el “virus de la mente Wook” para que le permitiera hacer la transición.
Publicado por Vivian Wilson, 20 años Sitio Arch Vial Threads de X, propietario Mark Zuckerbergde metaEn respuesta a los comentarios hechos por su padre a principios de esta semana.
En una entrevista, Musk dijo que lo engañaron para que inscribiera a su hijo Xavier usando el nombre anterior de Wilson para permitirle tomar bloqueadores de la pubertad.
Refiriéndose a Wilson con pronombres masculinos y su nombre de nacimiento, Musk afirmó que su “hijo” había sido “asesinado por el virus Wook Mind”.
Wilson respondió el jueves, desafiando un tweet de su padre en el que afirmaba que nació “gay y ligeramente autista”.
Vivian Wilson, vista aquí, publicó en los hilos del sitio Arch of X, propiedad de Meta de Mark Zuckerberg, en respuesta a los comentarios hechos por su padre a principios de esta semana.
En una entrevista, Musk dijo que lo engañaron para que inscribiera a su hijo Xavier usando el nombre anterior de Wilson para permitirle tomar bloqueadores de la pubertad.
Kasturi dijo que sabía que era gay desde muy joven, dijo que “escogía ropa para que la usara como una chaqueta y decía que era genial” y que amaba la música.
Wilson dijo: “Tengo mucho que desacreditar, pero quiero comenzar con lo que creo que es el más divertido, el infame tweet ‘ligeramente autista’”.
Para mí va a estar un poco vacío. Esto es completamente falso. Literalmente no pasó nada. alguna vez Ni siquiera sé de dónde lo sacó.
Wilson escribió que nunca le habían gustado los instrumentos musicales ni el teatro y también respondió a sus afirmaciones sobre elegir ropa para su padre.
Él dijo: “Nunca he elegido chaquetas para que ella las use y ciertamente no las llamo ‘fantásticas’ porque eso es literalmente lo que es”.
‘No usé la palabra fantástico cuando tenía cuatro años porque quiero reiterar… tenía cuatro años.
“Es tan obvio que ni siquiera creo que haya una explicación, pero aparentemente la gente cree en estas tonterías, así que aquí estoy”.
Wilson agregó que su padre hizo estas afirmaciones porque no estuvo cerca de ella cuando era niña.
Afirma que Kasturi la acosa implacablemente por su “feminidad y extrañeza”.
Kasturi dijo que sabía que era gay desde una edad temprana, dijo que “escogía ropa para que la usara como una chaqueta y decía que era genial” y que amaba la música.
Musk besa a su entonces prometida Talulah Riley mientras están con los hijos gemelos de Musk, Griffin (izquierda), y Xavier, ahora conocido como Vivian.
Vivian también añadió que estaba legalmente reconocida como mujer en el estado de California y que su padre estaba “determinado a recibir atención y legitimidad”.
En un final mordaz, escribió: “Está desesperada por la atención y la validación de un ejército de incels decadentes y pillos rojos que se apresuran a dársela. Ve a tocar un poco de hierba.
En un video separado, dijo que se encuentra bien y que le está dando una respuesta a su padre.
Padre e hija han tenido una relación conflictiva durante mucho tiempo, y Musk la llamó “comunista” que piensa que “cualquiera que sea rico es malvado”.
En su entrevista de esta semana, Musk calificó lo que le sucedió a él y a su familia de “malvado”, diciendo: “Básicamente me engañaron para que firmara documentos para uno de mis hijos mayores”.
‘Fue realmente antes de que entendiera lo que estaba sucediendo y teníamos a Covid, así que hubo mucha confusión. Me dijeron que Xavier podría suicidarse.
Cuando se le preguntó sobre la disforia de género, añadió: “Es increíblemente mala y estoy de acuerdo contigo en que quienes la promueven deberían ir a la cárcel”.
Tesla ha tenido durante mucho tiempo una relación controvertida con la hija del CEO, Vivian Jenna Wilson (en la foto de 2022), aunque anteriormente se debía a diferencias políticas.
Wilson agregó que su padre hizo las afirmaciones porque no era cercano a ella cuando era niña en su publicación en Threads.
“Me engañaron para que lo hiciera. No me explicaron que los bloqueadores de la pubertad son en realidad sólo medicamentos de esterilización.
‘Básicamente perdí a mi hijo. Lo llaman “nombramiento muerto” por una razón. Lo llaman ‘deadnaming’ porque tu hijo está muerto, así que mi hijo Xavier está muerto, muerto por el virus de la mente despierta.’
Deadnaming es cuando las personas transgénero comúnmente se refieren a otras personas por el nombre con el que las llamaban antes de comenzar la transición.
Musk dijo que su despertar derechista fue impulsado por el proceso y aprovechó el fraude que afirma.
“Prometí destruir el virus que surgió después de esto y estamos logrando algunos avances”, dijo.
El multimillonario sudafricano ha tenido 12 hijos en los últimos 22 años y ha hablado públicamente de su opinión de que el mundo está despoblado.
Musk se ve aquí en 2015 con su segunda esposa, Talulah Riley, con Xavier, ahora Vivian y Griffin.
La familia de Elon Musk crece 22 años después de que su primera esposa Justine Wilson diera a luz a su primer hijo
Tuvo hijos con tres mujeres diferentes, la escritora canadiense Justine Wilson, la madre de Vivian, el músico Grimes y su empleado Sivan Gillis. Su hijo menor, con Gillis, nació en 2024.
Wilson cambió legalmente su género a femenino y su nombre de ‘Xavier’ a Vivian Jenna Wilson en 2022, y reveló en documentos judiciales que ‘ya no desea estar asociada’ con Musk de ninguna manera.
Vivian presentó la declaración sólo tres días después de cumplir 18 años, aunque los documentos judiciales no se publicaron hasta el día después del Día del Padre.
En un tweet la noche en que se aprobó la solicitud de su hija, la madre Justine dijo: “Tuve una infancia extraña, me dijo mi hijo de 18 años”.
“No puedo creer que sea tan normal como soy”. ‘Le dije: ‘Estoy muy orgulloso de ti’. ‘¡Estoy orgulloso de mi mismo!’
Mientras tanto, el Día del Padre, Musk tuiteó antes de su presentación: “Amo muchísimo a todos mis hijos”.
Como mujer privada, no fue vista en público hasta meses después de que se concediera su solicitud.
Vivian se declaró transgénero en un mensaje de texto enviado a su tía a los 16 años, pero le rogó que ocultara su identidad de género a su padre: ‘Oye, soy transgénero y ahora mi nombre es Jenna. No se lo digas a mi padre.
Musk dijo durante una entrevista con el Financial Times en 2020 que aunque su relación con su hija “puede estar cambiando… tengo una muy buena relación con todos los demás (niños)”.
“No se puede ganar todo”, añadió.
Más recientemente, le dijo a su biógrafo que sus intentos de ganársela no habían tenido éxito.
Ada abandonó Rusia cuando se aprobaron leyes restrictivas contra los derechos LGBT en 2023.
En una granja remota de Siberia, un hombre le entregó a Ada un cuchillo. Frente a ellos había un cerdo.
“Córtalo”, le dijo. “Si quieres seguir adelante con la operación, tienes que entender lo que significa la castración”.
A Ada, una persona trans que para ese momento tenía 23 años, la habían engañado para que fuera a un centro de terapia de conversión después de que le reveló a su familia su identidad de género.
Ella cuenta que en el verano de 2021, una pariente le pidió que la acompañara a Novosibirsk, donde se sometería a una importante cirugía cardíaca.
Allí un hombre las recibió en el aeropuerto y, después de un largo viaje, el automóvil se detuvo de repente.
Fue entonces cuando su pariente se bajó del coche, el conductor se volvió hacia ella, le exigió que le entregara su reloj inteligente y su teléfono, y le dijo sin rodeos: “Ahora vamos a curarte de tu perversión”.
“Cuando llegó un paquete de ropa de invierno dos semanas después, me di cuenta de que no iba a estar allí solo quince días o un mes”, añade.
La obligaron a tomar testosterona, a rezar y realizar trabajos manuales, como cortar leña.
Cuando se enfrentó al cerdo, tuvo un ataque de pánico y no hizo lo que le decían.
Finalmente, después de nueve meses, logró escapar. Alguien había dejado un teléfono tirado que utilizó para llamar a la policía.
Enviaron agentes al centro, que dijeron que tenían que permitir que Ada se marchara porque la retenían contra su voluntad.
La BBC se puso en contacto con este lugar, pero la persona con la que hablamos negó tener conocimiento sobre programas relacionados a terapias de conversión.
También nos pusimos en contacto con un familiar de Ada, pero no obtuvimos respuesta.
Ada escapó de la remota granja siberiana después de nueve meses
Sin derechos
El tiempo que Ada pasó allí fue el punto más bajo de una batalla que, según ella, ha estado librando toda su vida. En primer lugar con su familia, luego con la sociedad en general y ahora con las cada vez más severas leyes contra la comunidad LGBT de Rusia.
Según el experto independiente de la ONU Graeme Reid, los derechos humanos de las personas transgénero en Rusia se han visto sistemáticamente erosionados por la estrategia política más amplia del gobierno de atacar a las minorías vulnerables.
El experto afirma que un año después de que Rusia aprobó una ley que prohíbe la cirugía de reasignación de género, las personas transgénero en el país se han visto privados de sus «derechos más básicos a una identidad legal y al acceso a la atención médica».
La nueva legislación también impidió que las personas cambiaran sus datos personales en los documentos. Ada fue una de las últimas personas en cambiar oficialmente su nombre antes de que la ley entrara en vigor en julio de 2023.
Desde la invasión a gran escala en Ucrania por parte de Rusia, el presidente Vladimir Putin arremetió contra Occidente y los derechos LGBT,y dijo que está luchando por los valores tradicionales rusos.
El año pasado, en un foro cultural celebrado en San Petersburgo, calificó a las personas transgénero de “transformistas o trans-algo”.
Y a finales de 2023, el Ministerio de Justicia de Rusia anunció otro nuevo dictamen, en el que declaró al “movimiento LGBT internacional” una organización extremista.
Ada estaba frente al Tribunal Supremo en Moscú cuando éste declaró al «movimiento LGBT internacional» una organización extremista.
Cualquiera que sea culpable de apoyar lo que ahora se considera una “actividad extremista” se enfrenta a hasta 12 años de cárcel.
Incluso exhibir una bandera arcoíris es ponerse en riesgo de recibir una multa y una posible sentencia de cuatro años de prisión por reincidencia.
En uno de los primeros procesos penales en virtud de la nueva ley, dos jóvenes llorosos y con aspecto aterrorizado comparecieron ante el tribunal de la ciudad de Oremburgo en marzo.
Su delito era dirigir un bar frecuentado por la comunidad LGBT. Su caso aún está en curso.
Después de escapar del centro en Siberia, Ada se mudó a un pequeño apartamento en Moscú donde ofreció a otras personas transgénero un lugar seguro donde quedarse.
Pero las nuevas leyes fueron la gota que colmó el vaso para ella. “No podía quedarme más tiempo… Tuve que irme de Rusia”, afirma en una conversación desde su nuevo hogar en Europa.
Para Francis, que se fue de Rusia en 2018, las nuevas leyes significan que probablemente nunca volverá a casa.
Incluso antes de que fueran introducidas, las autoridades de su ciudad natal, Ekaterimburgo, habían tomado medidas contra él.
Las autoridades rusas se llevaron a los hijos adoptados de Francis después de que éste decidiera hacerse una mastectomía
“Desde que tengo memoria, siempre supe que no era una niña”, señala Francis. Pero en 2017, se casó con Jack, tuvo tres hijos y adoptó dos más.
“Le dije a mi marido: ‘Quizás me equivoque, pero creo que soy transgénero’”.
Acordaron que Francis consultaría a un médico. “Me dijeron: ‘Eres una persona transgénero al 100%’. Me sentí mucho mejor. Todo encajó. Comprendí: esto es lo que soy”.
Después comenzó el proceso de transición, pero pronto intervinieron las autoridades locales.
Sus dos hijos adoptados fueron puestos bajo custodia del Estado y le dijeron a Francis que sus hijos biológicos serían los siguientes.
La familia abandonó Rusia y desde entonces vive en España.
Francisco compartió fotografías de sí mismo, tomadas cuando era más joven.
“¿Eres una niña o un niño?”
Ally, quien es una persona no binaria y usa el pronombre “elles”, abandonó Rusia en 2022 después de la invasión a gran escala contra Ucrania.
Fue una decisión política, no relacionada con las presiones contra la comunidad LGBT, pero esas presiones de todas formas le han costado.
Cuando Ally tenía 14 años, alguien le preguntó: “¿Eres una niña o un niño?”.
“Me dio una sensación de alegría; estaba feliz de que no se pudiera saber por mi apariencia externa”.
Años después, le dijo a una amiga: “’No creo que sea una niña, pero tampoco creo que sea un niño'».
“Me miró y dijo: ‘Bueno, tiene sentido’. Y luego seguimos comiendo sopa. Fue uno de los momentos más felices de mi vida”.
Ally ahora vive en Georgia. El año pasado decidió hacerse una mastectomía. Los familiares cercanos aún no lo saben.
“Si hubiera ido a ver a mis padres y les hubiera dicho: ‘Mamá, papá, soy lesbiana’, habría sido más fácil que decirles: ‘Mamá, papá, me he cortado los pechos y quiero que me llamen ellos’”.
Ally abandonó Rusia en 2022
Aunque Ally tenía un diagnóstico médico antes de la nueva ley rusa que prohíbe el cambio de sexo y había elegido un nuevo nombre neutro, ya no es posible cambiar el pasaporte ni otros documentos importantes.
Francis tiene el mismo problema. Todos sus documentos incluyen su antiguo nombre, lo que provoca confusión cuando le piden la tarjeta de identificación o tiene que llenar formularios.
Pero dice que la vida en España es buena. Encontró trabajo en una fábrica textil que le encanta.
Igual que Ally, Francis reconoce que el clima de intolerancia fomentado por las nuevas leyes anti-LGBT ha dificultado las relaciones con la familia.
“Mi madre ya no me habla”, cuenta. “Cree que he deshonrado a nuestra familia y le da vergüenza mirar a los vecinos a los ojos. Es como si yo fuera un bicho raro, un ladrón o hubiera asesinado a alguien”.
Y vivir en el extranjero siendo una persona rusa mientras continúa la guerra en Ucrania puede añadir otra capa de complejidad, señala Ally: “En Rusia, no les gustamos a las autoridades y a los sectores conservadores de la sociedad porque somos transgénero. En el extranjero, a la gente no le gustamos porque somos rusos”.
Lo único que realmente quiere la comunidad trans, afirma Ada, es que la gente pueda vestirse como quiera y no tenga miedo de que la golpeen.
«Sólo quiero que la gente deje de tener que pensar en cómo sobrevivir”, dice.
València, 23 jul (EFE).- Un matrimonio formado por un hombre de 50 años y una mujer de 47 han reconocido ante un tribunal de València que insultaron, vejaron y humillaron repetidamente a la pareja de su hija con expresiones como «guarra», «zorra» y «lesbiana de mierda», y han aceptado una condena de seis meses cárcel y el pago de una multa de 540 euros cada uno.
Además de los seis meses de cárcel, pena que queda en suspenso si no delinquen en dos años, y los 540 euros de multa para cada uno, al matrimonio se le impone una inhabilitación especial para el ejercicio de la profesión educativa, el tiempo libre y docente por cuatro años y medio.
La conformidad se ha producido antes de la vista oral prevista en la Audiencia Provincial de Valencia, donde inicialmente la fiscalía pedía un año y ocho meses de prisión para cada uno por un delito de odio y contra la orientación sexual.
El fiscal Héctor Melero ha explicado a los periodistas que ha acordado rebajar a un tercio la petición de pena al haber reconocido los padres los hechos y, de esta forma, admitir «que han obrado mal» tanto con la víctima, menor de edad cuando ocurrieron los hechos, en 2021, como con su hija, también de menos de 18 años en ese momento.
El representante del ministerio público ha señalado que el matrimonio ha reconocido que, «de manera reiterada», insultaban y vejaban a la víctima y que, incluso, llegaron a llamar a la madre de ésta última «con expresiones de claro contenido intimidatorio, humillantes y tendentes a evitar la relación que mantenían (la hija y su pareja), por no aceptarla».
A comienzos de 2021, la hija de la pareja comenzó una relación sentimental con la víctima que no agradó a los padres ya que consideraban que su hija no debía tener relaciones con mujeres sino con hombres, y que debía tener hijos.
El ministerio público sostiene que, mientras duró la relación, los acusados se dirigieron a la perjudicada movidos por la animadversión a su orientación sexual con insultos e incidentes cada vez que se cruzaban con la víctima por la calle o a la salida del instituto en un municipio de la comarca de La Safor, donde todos residían.
«No te acerques a mi hija», «lo tuyo es una enfermedad y se la estás contagiando a mi hija» son algunas de las expresiones que en alguno o varios momentos profirieron en espacios públicos y en presencia de testigos a la víctima, a quien el padre llegó a amenazar diciéndole que iba a barrer el suelo con su pelo.
El 12 de octubre de ese año en un recinto ferial, el padre acudió al lugar donde se hallaba su hija y su pareja con otras amigas y se dirigió a la victima de forma muy alterada y violenta, lo que asustó a las menores pensando que les iba a agredir y propició que tuvieran que intervenir preventivamente los vigilantes de seguridad antes de que la novia acudiera a la Policía Nacional a denunciar lo sucedido. EFE
Un incidente quedó registrado en video en la ciudad de Huitzilac, Morelos, donde un joven de 22 años fue atacado por su propio padre con un arma blanca debido a su orientación sexual. El motivo de la agresión, según la víctima, es que pertenece a la comunidad LGBT+.
Este suceso fue dado a conocer por el propio agredido, Pablo Flores, a través de su cuenta de Facebook. En su publicación, denunció que su padre intentó acuchillarlo en plena calle a plena luz del día por el simple hecho de ser parte de la comunidad LGBT. Según las declaraciones de Pablo, su padre siempre lo ha juzgado y discriminado por su orientación sexual.
Vecinos alertaron a la Policía Municipal, que llegó al lugar y resguardó a Pablo, trasladándolo a la Fiscalía General del Estado para presentar una denuncia por intento de homicidio. Sin embargo, el agresor no fue detenido en ese momento.
Pablo Flores expresó su preocupación ante las posibles represalias de la familia de su padre, la cual calificó como violenta y de la cual recibió amenazas. Aunque logró evitar consecuencias fatales, el joven sufrió una herida en la pierna durante la agresión.
Este lamentable incidente pone de manifiesto la intolerancia y la violencia que aún persisten en la sociedad hacia las personas LGBT+. No es la primera vez que un hecho de este tipo ocurre en México, un país donde la violencia de género y la discriminación están lejos de ser erradicadas.
Delitos en Morelos
El estado de Morelos, donde se produjo este violento acto, ha sido destacado por sus altos índices delictivos en los últimos años. Según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en el año pasado Morelos se ubicó en primer lugar nacional en incidencia de delitos como despojo y secuestro.
Roberto Salinas, director del centro de investigación de la organización Morelos Rinde Cuentas, advierte sobre la alarmante cifra de homicidios dolosos registrados en la región. Con mil 303 casos en el año 2023, se superaron todos los récords de violencia. Salinas destaca la necesidad de prestar mayor atención a la creciente ola de delitos que afectan a la población morelense.
Elon Musk dice haber sido engañado para firmar las autorizaciones. “Me dijeron que Xavier podría suicidarse si no lo hacía”, agregó.
En una entrevista con el psicólogo y comentarista conservador Dr. Jordan Peterson, para la revista Daily Wire, Elon Musk calificó la cirugía de reasignación de género como “mutilación y esterilización infantil”. Luego habló de Xavier Musk, de 20 años, quien como persona trans optó por cambiar su nombre a Vivian Jenna Wilson.
Vivian Jenna Wilson. | Hija de Elon Musk.
Según comentó Elon Musk, su hijo se sometió a los procedimientos durante la pandemia: “Mi hijo está muerto, asesinado por el virus woke”, señaló el dueño de Tesla, quien agregó que fue “engañado para firmar los papeles” que requería el menor para los tratamientos. “Me dijeron que Xavier podría suicidarse si no lo hacía”, agreg
Elon Musk
Elon Musk, quien aún se refiere a su hija trans como hijo, señaló que lo considera “muerta” tras sufrir el proceso de transformación de género que implica bloqueadores de pubertad o, en sus propias palabras “medicamentos de esterilización”. Se trata un medicamento que funciona deteniendo la producción de estrógeno y testosterona, las hormonas que hacen que el cuerpo experimente cambios relacionados con la pubertad.
Además el magnate relató que su experiencia con su hijo Xavier le abrió los ojos ante el peligro del “virus woke” y reconoció ante el entrevistador Jordan Peterson que le “engañaron” para que firmara documentos para su ahora hija. “Esto fue antes de que entendiera lo que estaba pasando. Era la época del Covid y había mucha confusión. Me dijeron que Xavier podría suicidarse si no lo hacía”, agregó Musk.
Elon Musk con sus gemelos Griffin y Xavier
Un reciente estudio británico ha mostrado que no se ha producido ningún aumento en los suicidios después de que el sistema sanitario público dejara de administrar bloqueadores de pubertad, siguiendo las recomendaciones del Informe Cass. Información que se ha compartido bastante tras esta entrevista.
“Es perverso”
Tras esto, Elon Musk siguió profundizando en el tema: aseguró que las personas que promueven estos tratamientos“deben ir a prisión”. “Es perverso (…) Perdí a mi hijo. Lo llaman deadnaming (expresión cuya traducción literal es nombre muerto, y que se refiera al nombre anterior a cambiar de género) por una razón. Mi hijo está muerto. Asesinado por el virus woke”, dijo.
La experiencia LGBTIQ+ en las comunidades está relacionada con la cosmovisión de los roles y comportamientos de género, resultando en un no reconocimiento, discriminación o autoexilio. En Bolivia, existen 36 etnias reconocida
Desde niña, Elida no encajaba en los moldes que le dictaba la sociedad, especialmente en su comunidad al norte de Santa Cruz. Cuando jugaba con carros, pelotas o no quería usar vestidos, recibía comentarios como “modérate”, “esas cosas son para hombres” y “marimacho”. Elida tuvo que ajustarse a las normas para evitar ser molestada o rechazada, lo que implicó renunciar a su identidad como mujer lesbiana hasta que migró.
Elida, ahora de 43 años, relata cómo tuvo que salir de su comunidad para reconocerse como lesbiana. Desde tercero básico supo que le gustaban las niñas, pero no fue hasta que migró a la ciudad que pudo hacer visible su orientación sexual.
“Es más complicado. Una chica de aquí, que vive en una zona acomodada, lo tiene más fácil que alguien de una comunidad. Tienes que salir corriendo porque si te quedas ahí, pierdes el sentido de existencia”, relata Elida.
Aunque la sociedad boliviana ha avanzado en reconocer los derechos LGTBIQ+, hay poblaciones que enfrentan una triple discriminación: ser mujer, LGTBIQ+ e indígena.
La investigación realizada por la Red de Lesbianas y Bisexuales de Bolivia en 2022, “Diagnóstico sobre Violencias y Discriminación en Mujeres Lesbianas, Bisexuales y Queer de Bolivia”, revela que muchas mujeres se ven forzadas a un autoexilio en busca de libertad y desarrollo personal. Paola Elam Del Castillo, miembro de la Red LB Bol y parte del equipo de investigación, explica que algunas “salen corriendo de una violencia correctiva” cuando sus familiares descubren su orientación sexual. “Sales de la comunidad porque no quieres que te vuelvan madre, porque no quieres que te repriman”.
Reconocerse como LGTBIQ+ varía entre comunidades y la ciudad. En las comunidades, la identidad está vinculada a roles comunitarios, mientras que, en la ciudad, el proceso es más íntimo, “es individualista”, explica Del Castillo.
Comunidad y cosmovisión
La experiencia LGBTIQ+ en las comunidades está relacionada con la cosmovisión de los roles y comportamientos de género, resultando en un no reconocimiento, discriminación, castigos, exilio o autoexilio.
En Bolivia, existen 36 etnias reconocidas por la Constitución Política del Estado. La mayor parte de la población indígena se concentra en la región andina: quechuas (49.5%) y aymaras (40.6%), seguidos por los chiquitanos (3.6%), guaraníes (2.5%) y mojeños (1.4%). Datos similares se encuentran en la población LGTBIQ+ identificada como parte de poblaciones indígenas.
Edgar Soliz, del programa radial Nación Marica, menciona que en la visión andina “prevalece la idea esencialista de un modelo cosmogónico dualista representado en el concepto chachawarmi”, que se enlaza a la noción de complementariedad (femenino-masculino), excluyendo otras formas de relación. Este modelo está ligado al colonialismo y evangelización, donde la heterosexualidad es aceptada de forma “casi natural”.
Población En el estudio “Desigualdades ante la ley”, se muestra que el 14% de la población LGTB se identifica con alguna comunidad indígena
Según un estudio de CIES internacional en 2010, la mayoría (90%) de la población boliviana se declaraba creyente, y de estos, el 81% pertenecían a la religión católica.
Para Claudia, identificarse como lesbiana fue una lucha contra sus ideales y contra los de sus padres, quienes pertenecen a una comunidad en Potosí y son creyentes. “Mi papá dice que la naturaleza no comete errores, y estos últimos años, ha estado leyendo la Biblia porque dice que algunas cosas de ahí tienen cierta lógica.”
Dentro de las comunidades, suele existir un sincretismo entre religión y organización social. Aunque hay diferentes cosmovisiones entre las diversas comunidades, la idea de la complementariedad suele estar muy presente.
Según el estudio del Colectivo Rebeldía, “Diversidades sexuales y de Género en pueblos indígenas del Oriente boliviano (Ayoreo, Guarayo y Chiquitano)”, citado en el Informe defensorial, las comunidades indígenas reconocen diversas formas de enamorarse y formar parejas: hombre-mujer, mujer-mujer y hombre-hombre. Sin embargo, solo consideran legítima la pareja hombre-mujer; las otras formas se consideran inmorales y desagradables.
Estos patrones determinan los comportamientos de hombres y mujeres. Quienes transgreden estas normas son etiquetados, rechazados, controlados, “disciplinados” o violentados. Por lo que muchos prefieren mantenerse en silencio por temor a ser excluidos, agredidos, o incluso para proteger a sus familias.
Ser mujer y lesbiana dentro de las comunidades
En 2012, según el Censo de Población y Vivienda, el 41% de la población en Bolivia pertenecía a comunidades indígenas, de las cuales alrededor del 69% eran mujeres.
En el estudio “Desigualdades ante la ley”, se muestra que el 14% de la población LGTB se identifica con alguna comunidad indígena, y de este grupo, el 12% se identifica como parte de la población lésbica.
En el día a día en las comunidades, las mujeres que transgreden las normas heterosexuales y de dualidad en parejas suelen recibir castigos simbólicos y físicos más violentos, ya que renuncian al rol de ser madre o esposa, que implica servir o complementar al hombre. Silene Salazar Huarita, activista lesbofeminista e indígena, menciona: “Negarse a parir es una ofensa máxima a la comunidad”.
Población LGBTI identificada con una nación y pueblo indígena
El informe defensorial de 2023 cita a la escritora Silvia Rivera Cusicanqui, quien explica: “En las comunidades indígenas aymaras, a la mujer de aspecto masculino le dicen urquchi, que connota una mujer floja que transgrede los mandatos de género: ser una buena esposa y cocinera, ser servicial y una madre atenta. Dentro de la lógica patriarcal, urquchi no señala la orientación sexual distinta de la mujer ni su lesbianismo, sino que marca la transgresión del mandato de género”.
Estos roles de género en la comunidad se ven como una regla en el comportamiento de los niños y niñas. Cuando Elida empezó a jugar con tractores o a usar shorts, constantemente recibía burlas o retos vergonzosos por parte de los comunarios e incluso de sus propios familiares.
Elida relata con tristeza que su primer trauma dentro de la comunidad fue cuando sus padres decidieron enterrar su juguete. “Mi abuelo me había hecho un tractor de madera porque yo quería juguetes de niño, yo quería autitos. Era lo más preciado en el mundo para mí. Mi primer recuerdo de niñez fue que yo lloraba porque me dijeron que lo enterraron y nunca lo volví a ver.”
Dentro del marco de las identidades y orientaciones sexo genéricas en las comunidades, las mujeres lesbianas representan uno de los grupos más vulnerables. Cuando una mujer se identifica como lesbiana, suele quedarse en silencio o huir. En el caso de los hombres, «muchas veces optan por hacer el servicio militar para que después los dejen en paz», comenta Soliz en Nación Marica.
Muchas mujeres que se saben lesbianas deciden renunciar a su orientación e identidad sexual por miedo a las represalias o por no contar con el soporte adecuado para salir de su comunidad.
Elida recuerda que, mientras crecía en la comunidad, no podía expresarse tal como era. Hasta el día de hoy, cuando visita a algún familiar dentro de la comunidad, no puede decir abiertamente que es lesbiana: “Estoy 99% segura de que, si hubiese seguido en la comunidad, estaría casada con cinco hijos o hijas. Me hubiera casado con alguno de los capataces y nunca hubiese explorado ni vivido mi propia sexualidad.”
Edgar Soliz: «Hoy la gente migra de su comunidad indígena por negocios, oportunidades de estudio, dinero, etc. Pero también migra por su sexualidad, porque sabe que no va a poder ser o reconocerse como homosexual, lesbiana o trans en su comunidad»
Castigos sociales
Dentro de este sistema patriarcal y heteronormativo, los mecanismos para mantener los roles incluyen la violenta reacción de la comunidad y la familia. Aun fuera de la comunidad, las mujeres suelen tener cuidado para evitar que alguien de adentro pueda verlas. “Algunas tías han prohibido a sus hijos e hijas hablar conmigo, especialmente a las chicas. Nadie me ha visto besarme o agarrarme de la mano con una chica en el pueblo. No quiero destapar eso, que ya viví cuando éramos niños. También afecta mucho a mi madre, porque la hija de fulanita le salió así, qué habrá hecho. Le faltó huasca a esa chica”, comenta Elida.
La violencia recibida por parte de la comunidad es fundamental para entender las agresiones hacia las identidades sexuales, pero también sigue estando dentro de la familia. Elida cuenta que hubo muchos intentos de su familia por juntarla con hombres. A los 15 o 16 años, la agredieron físicamente después de encontrar una carta de amor hacia otra mujer.
“Por eso decidí salir de casa a los 19. Pero en el pueblo nunca lo dejé pasar porque sabía que, si mis propios padres me hicieron eso, imagínate lo que me hubieran hecho cuando estaba chica”, dice.
Huarita menciona que los principales castigos utilizados son la violencia psicológica o el desconocimiento, y uno de los más crueles es la violencia correctiva. Como participante de la investigación de Red LB Bolivia, menciona que “el 83% de ellas había vivido violencia, y de ese 83%, el 59% debido a la violencia en sus familias. La familia es el principal instrumento e institución patriarcal de violencia para querer volver al camino heterosexual.”
Estos castigos sociales y correctivos son la manera en que la familia y la comunidad renuncian a la integración de las personas LGTBIQ+. Según Del Castillo, esta es una forma de negar la existencia y permitir cualquier tipo de acciones correctivas contra mujeres, adolescentes y niñas.
Del Castillo tuvo contacto con diferentes comunidades y testificó hechos de invisibilización, violencia y violaciones correctivas hacia mujeres lesbianas. Relata el caso de una mujer de 20 años que llevaba coca a Santa Cruz y luego apareció con un bebé.
“Sé que ella vivió una violación correctiva, me lo mencionó ya más adelante. Y, al vivir eso, se desplazó, salió de su comunidad. Tengo entendido que fue un familiar, lo hicieron porque esa compañera mostraba, aunque no lo mencionaba, una visibilidad lésbica. Generalmente no hablan de que la compañera ha recibido una violación correctiva. Dicen ‘ah, esta compañera ha tenido un hijo para su familiar’, no quieren decir nada más.”
Como acompañante dentro de la Red LB Bol, Del Castillo ha encontrado varios casos en los que mujeres lesbianas han tenido que migrar por violaciones correctivas. Algunas tienen a sus bebés, mientras otras no. Menciona que, tras una sanación fallida, algunas deciden suicidarse.
Migración, una forma de libertad
En 2012, se identificó que aproximadamente el 25.28% de la población en Bolivia realizaba migraciones internas, cifra que aumentó en comparación con los datos de 2001 y 1992. Según estimaciones del Instituto Nacional de Estadísticas de Bolivia, en 2018, el 75% de la población vivía en el área urbana, y se proyecta que para 2032 la población urbana alcanzará el 90%.
A pesar de que las personas migran internamente por razones económicas y simbólicas, las características de la migración están cambiando. «Hoy la gente migra de su comunidad indígena por negocios, oportunidades de estudio, dinero, etc. Pero también migra por su sexualidad, porque sabe que no va a poder ser o reconocerse como homosexual, lesbiana o trans en su comunidad», menciona Soliz.
Después de que Elida y su familia se mudaron a Santa Cruz, pudo dejar de cuestionarse a sí misma y ya no respondía a las normas de su comunidad. Ella considera que conocer a un compañero homosexual en la escuela le ayudó a identificarse como lesbiana. «Cuando nos mudamos a la ciudad, tuve un poquito más de amplitud de mente. Dejé de autocastigarme diciendo que estaba mal, porque de donde salí, era la única que era rara. En la ciudad comprendí que no era la única, que pueden existir otras personas así», relata Elida.
Según Silene Huarita, la migración es común entre las mujeres indígenas lesbianas. En el estudio realizado por la Red Lb Bol, señala que «cuando una mujer se asume como lesbiana o bisexual, entra en un proceso de liberación que ayuda en el manejo de incertidumbres, temores y, en muchos casos, en la toma de decisiones como la independencia y migración.»
Al migrar, muchas personas LGTBIQ+ se desligan de sus raíces y se desconectan de su cultura y familias. Algunos intentan politizar su identidad desde la racialidad, mientras otros ya no se identifican con sus comunidades. Del Castillo menciona que muchas «tienen un gran dolor de culpa, el dolor de pensar que por ser lesbianas han perdido y roto su familia.»
Sin embargo, migrar también implica nuevos retos en el área urbana, desde la constante discriminación racial hasta la exclusión social y la precariedad económica. En su investigación, Marina Amador menciona: «son al menos seis los elementos estructurales que influyen en la exclusión de los inmigrantes en las ciudades: el desempleo, la vivienda, la condición de inmigrante, la discriminación política y la diferenciación social basada en la cultura y la etnia.»
Mientras que para las mujeres lesbianas el salir de su comunidad, además, implica enfrentar retos económicos, pero, sobre todo, la falta de una red de apoyo, lo cual a menudo marca un retroceso antes de salir de sus comunidades.
El Gobierno que pregona «la libertad» prefiere la censura. Ahora denunciaron que hay temas prohibidos en los centros culturales nacionales.
El que hizo la denuncia fue el director de cine Goyo Anchou y en seguida comenzó a haber repercusiones.
El cineasta enumeró una serie de temáticas que a partir de la administración Milei no pueden tocarse en los centros culturales que dependen de la Nación.
Entre los temas que ahora son tabú están el feminismo, todo lo que tenga que ver con el LGBT, no se puede criticar a la Dictadura y aunque parezca exagerado y esté cerca del colmo, no se pueden pasar películas de las que participe Lali Espósito y hasta pusieron como ejemplo la película “Puan”.
Más allá de la gravedad de que desde el gobierno se ejerza la censura las redes reaccionaron defendiendo a Lali.
Entre 2020 y 2023 se cometieron 54 asesinatos a personas TLGBI, según el último Informe Anual del Observatorio de Derechos TLGBI de la Universidad Peruana Cayetano Heredia.
El Informe Anual del Observatorio de Derechos TLGBI registró 54 asesinatos hacia personas de la comunidad y 170 casos de vulneración de sus derechos entre el 2020 y 2023.
“De aquí se la llevaron”, dice a Presentes Xiomara*, mujer trans peruana y trabajadora sexual, señalando una vereda del jirón Chancay, en el Centro de Lima. Allí, en febrero del 2023 extorsionadores de la banda criminal “Los Gallegos” secuestraron a su compañera Rubí Torres Silvano (31 años) y la llevaron al distrito de Carabayllo, donde la asesinaron de aproximadamente 30 impactos de bala. “Nos mandaron un video al celular, era el cuerpo de Rubí. Así nos amenazaron para que paguemos cupo por ocupar la plaza. Hay mucha rabia hacia nosotras”, afirma.
Entre 2020 y 2023, en Perú se cometieron 54 asesinatos a personas TLGBI, según el último Informe Anual del Observatorio de Derechos TLGBI de la Universidad Peruana Cayetano Heredia. El documento enfatiza que más de la mitad de las víctimas fueron mujeres trans (30), seguido por hombres gay (23) y una mujer lesbiana.
En 2023 se incrementó el número de homicidios con 19 casos, de los cuales 12 fueron mujeres trans y 7 gays. El año anterior fueron 13 personas: 8 gays y 5 mujeres trans. En 2021 diez: 5 mujeres trans y 5 gays. Y en el 2020 doce: 8 mujeres trans, 3 gays y una lesbiana.
Mujeres trans: las más violentadas
Los crímenes se han dado con ensañamiento, desde múltiples disparos y puñaladas en el cuerpo hasta degollamientos, lo que indica un odio extremo por las identidades de género, expresiones de género y orientaciones sexuales que no se ajustan a las reglas heteronormativas.
El reporte también detalla en la categoría vulneración de derechos- es decir, por ejemplo, violencia por parte del Estado, incitación a la discriminación, intento de asesinato- que la mayor cantidad de estos atropellos se cometieron durante el 2020, alcanzando 61 denuncias. Seguido en el 2022, con 43. Luego el 2023, con 34. Y el 2021, con 32. Se observa que en esta categoría las mujeres trans, nuevamente, son las más perjudicadas.
La coautora del informe, mujer trans defensora de derechos humanos TLGBI y periodista, Gianna Camacho, explica a Presentes porque este grupo es el más afectado en sus derechos. “Las mujeres trans somos las personas más violentadas porque nos hemos atrevido a salirnos “del equipo ganador” para pasarnos “al equipo más débil”. Por eso el castigo social de esta violencia que sufrimos”.
Para la psicóloga y activista bisexual de la organización feminista y LGTBIQ+ Más Igualdad, Alex Hernández, las mujeres trans son las principales víctimas de crímenes de odio “porque ellas desafían los mandatos de la masculinidad. Al ser personas que son asignadas masculino al nacer, pero tienen y construyen una identidad femenina, esto desafía los mandatos que se suponen que tienen las personas asignadas hombres al nacer en su masculinidad. Al desafiarlo suponen un gran problema social para la mirada patriarcal. Por esto hay un ensañamiento con ellas”, dice a Presentes.
“Yo no quiero que me maten”, dice Xiomara. Ella y sus compañeras desearían no dedicarse a la prostitución, pero no tienen otra manera de sobrevivir por la falta de oportunidades laborales. De acuerdo con un estudio de la Universidad Peruana Cayetano Heredia del año 2012, el 70% de las mujeres trans de Lima y Callao se dedican al trabajo sexual.
Crímenes impunes
El informe enfatiza que los números de crímenes de odio registrados son únicamente un subregistro. Se indica que “hay muy pocas medidas para contribuir a la disminución de la violencia, así como facilitar el registro de asesinatos de personas LTGBIQ+, no se ha incorporado un sistema virtual que contemple la supuesta orientación sexual o identidad de género de la víctima, no se ha aprobado una Ley de Identidad de Género”.
Gianna Camacho subraya que, ante la ausencia de estadística estatal, utilizaron denuncias dadas a conocer por la prensa y registros directos de organizaciones LGBTIQ+. “Hay muchos casos de los cuales no nos hemos enterado porque no son reportados o porque las víctimas nunca visibilizaron que eran LGBTIQ+”, agrega.
Al Estado peruano no le importa registrar las vulneraciones a los derechos de la comunidad TLGBI, pese a que tiene la responsabilidad de controlar la violencia. Tampoco le importa que los crímenes de odio sean sancionados.
En Presentes observamos que, de los 54 asesinatos registrados en el informe entre el 2020 y el 2023, en 26 no han sido identificados los asesinos. La situación se agrava en el 2023: de 19 homicidios en 13 no se halló a los responsables.
Al respecto, el excongresista Alberto de Belaunde comenta que el Poder Judicial, el Ministerio Público y la Policía cuentan con todas las herramientas legales para perseguir este tipo de delitos. “El que estos crímenes queden en la impunidad no se debe a vacíos en la ley. Se debe a falta de decisión, a la incapacidad de estas instituciones de entender que están trabajando con población en situación de vulnerabilidad, falta de protocolos para asegurar la atención y una evidente falta de interés”, afirma a Presentes.
“Nos están observando”
Xiomara se encomienda a Dios cuando sale a trabajar. “La vida de nosotras es muy dura, sino nos atacan los extorsionadores son nuestras autoridades. Recuerdo que tiradas en el piso, la policía nos ponía encima a los perros. Sentía sus uñas. Era horrible. Nos decían que por ser maricones nos pasaba eso”.
A inicios del 2022, como se lee en el informe, integrantes de la sanguinaria organización criminal “Los Gallegos” empezaron a pedir cupos a las mujeres trans cuya zona de trabajo son las calles del Centro de Lima. El 12 de febrero del 2023 dispararon múltiples balas a los cuerpos de Rubí Torres Silvano (31) y Priscila Aguado Huatuco (30).
La crueldad de ambos homicidios hizo que la comunidad TLGBI realizara platones frente a las dependencias policiales que estaban a pocas cuadras de donde habían secuestrado a las víctimas. En marzo del 2023 la policía capturó a dos de los asesinos. “Los meses siguientes disminuyeron los asesinatos, pero aumentó la extorsión en toda la ciudad (de Lima), según refieren las activistas. (…) La violencia de género no ha parado. Tampoco la disputa entre las mafias”, dice el informe.
Xiomara comenta que hace varios meses ya no pagan cupos, al menos, en las calles del Centro de Lima, pero afirma que desde hace veinte días han empezado a ver motos y carros sospechosos. “Es como si estuvieran marcando de nuevo el territorio, como si estuvieran contándonos. Entre todas llegamos a la conclusión de que nos están observando. Hace poco soltaron granadas en el jirón Zepita, como advirtiéndonos que va a entrar una nueva mafia”.
*Xiomara es el seudónimo que eligió la entrevistada por medidas de seguridad.
La víctima está hospitalizada con una posible rotura de una prótesis mamaria.
Un hombre ha sido detenido esta madrugada en la Rambla de Barcelona por agredir con una muleta a una mujer trans, que se encuentra hospitalizada por los golpes recibidos y tras sufrir la rotura de una prótesis mamaria.
Fuentes de la Guardia Urbana han informado a EFE de que los hechos han tenido lugar pasadas las 2:30 horas en la vía pública, a la altura del número 119 de la Rambla, horas antes de comience esta tarde en la capital catalana la manifestación del Pride, para reivindicar el respecto al colectivo LGTBIQ+.
En ese punto, un hombre ha empezado a golpear con una muleta a la mujer transexual, al tiempo que lanzaba todo tipo de improperios contra el colectivo LGTBIQ+, incluso en el momento de su detención por parte de agentes de la policía local, así como a las personas que le recriminaban su acción.
El hombre ha sido detenido acusado de delitos de odio y lesiones menos graves, según las citadas fuentes. Por su parte, la Guardia Urbana ha acompañado a la víctima a un hospital, donde permanece ingresada por varias lesiones, entre ellas la posible rotura de una prótesis mamaria.
Tras conocerse esta agresión, el alcalde de la ciudad, Jaume Collboni, quien esta tarde tiene previsto acudir a la manifestación del Pride en Barcelona, ha condenado la agresión con un mensaje lanzado a las redes sociales.
«Condena y rechazo por una agresión LGTBIfóbica a una mujer trans que ha tenido lugar esta madrugada en el marco del Pride. Todo mi apoyo y calor a la víctima de estos hechos», ha expresado el alcalde. En este sentido, Collboni ha pedido «no dar ni un paso atrás» en la defensa de los derechos de las personas del colectivo.