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La tortura de ser transexual en Latinoamérica

Una mujer transexual se prostituye en la calzada de Tlalpan, en la Ciudad de México.Una mujer transexual se prostituye en la calzada de Tlalpan, en la Ciudad de México. HÉCTOR GUERRERO

Una mujer transexual se prostituye en la calzada de Tlalpan, en la Ciudad de México.

Una mujer transexual se prostituye en la calzada de Tlalpan, en la Ciudad de México. HÉCTOR GUERRERO

En Brasil, la esperanza media de vida del colectivo es de 35 años. Honduras contó 21 asesinatos en seis meses. «Nuestras vidas no son importantes», dice una activista

El caso de Anahy no es el único registrado en este país de apenas 21.000 kilómetros cuadrados y 6,4 millones de habitantes, con una población conservadora y agobiado por la violencia y la pobreza. Camila Díaz, de 29 años y que también ejercía la prostitución, fue hallada en enero con numerosos golpes e inconsciente cerca de una zona de clubes nocturnos de la capital salvadoreña. Fue trasladada hasta un hospital, donde falleció días después. El informe forense decretó politraumatismo contuso como la causa de la muerte. La prensa salvadoreña relató que la mujer había protagonizado una trifulca, por lo que fue detenida por policías locales, quien, según los testigos, la golpearon. El cuerpo fue hallado más tarde cerca de donde Camila se ganaba la vida. Tres agentes fueron detenidos en relación al caso. Días después, otra mujer trans conocida como Lolita fue asesinada a machetazos en Sonsonate, un pequeño municipio en el oeste de El Salvador. Estos crímenes siguen impunes. “Nos genera gran indignación ver cómo nuestras compañeras son asesinadas”, dice Amalia, activista trans que trabaja en Comcavis, una de las organizaciones más beligerantes en la defensa de los derechos de la comunidad LGBTI en El Salvador, donde han sido asesinadas 68 mujeres transexuales entre 2016 y 2019.  “La impunidad es muy alta: estos crímenes no son investigados ni criminalizados por las autoridades, a pesar de que se producen con enorme violencia”, afirma Amalia.
En la vecina Honduras la realidad no es muy diferente. La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh) registra 325 asesinatos de integrantes de la comunidad LGBTI entre 2009 y 2019 y hasta julio pasado sumaban 21 crímenes de odio contra transexuales. La semana del 3 al 8 de julio fue especialmente fatídica, con al menos tres homicidios de mujeres transexuales: Antonia Laínez, de 38 años, fue asesinada a balazos en el departamento de Yoro, al norte del país; el 6 de julio, Santi Carvajal fue atacada a balazos en la ciudad de Puerto Cortés, también al norte de Honduras. Carvajal falleció en el Hospital Mario Catarino Rivas de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante del país centroamericano. Dirigía el programa corte crítico La Galaxia de Santi, en un canal de televisión de su localidad. Y la madrugada del 8 de julio moría por un balazo en el abdomen la activista Bessy Ferrara, de 40 años, en la región central hondureña. La Red Lésbica Cattrachas ha hecho un minucioso trabajo de documentación de crímenes contra gais, lesbianas y transexuales desde 1994. Ese año comenzaron los registros en las estadísticas locales, que muestran que hasta 2019 se produjeron 118 muertes de transexuales, 65 de ellas por armas de fuego. Leer los registros de Cattrachas es sumergirse en el horror: “Los modus utilizados con mayor frecuencia [para asesinar a trans] fueron ejecución, con 33 casos, acribillamiento (31), apuñalamiento (12), estrangulamiento (5), lapidación (5), golpes (7), machetazo (4) y otros». El nivel de impunidad en estos crímenes es también alto: 96% según los informes de Cattrachas.

Fuente: https://eju.tv/2019/11/la-tortura-de-ser-transexual-en-latinoamerica/