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Las remeras «LGBT» homofóbicas de Trump y Bolsonaro

La sigla que identifica a lesbianas, gays, bisexuales y trans alrededor del mundo apareció resignificada por militantes de extrema derecha en un acto del presidente de EEUU.

La foto de la insólita remera fue divulgada este jueves por la agencia EFE como la imagen del día. La estatua de la libertad, un rifle, una botella de cerveza y la foto del presidente de los Estados Unidos resignificaban la sigla que identifica a lesbianas, gays, bisexuales y trans alrededor del mundo. “LGBT”, para los republicanos de ultraderecha reunidos en Dallas para un acto trumpista, significa ahora: “Liberty, Guns, Beer, Trump”.

La idea, sin embargo, no es nueva. La T-shirtfacha (o tal vez T-shit) existe hace tiempo en Estados Unidos y ya había sido noticia en abril en la CNN y otros medios, cuando descubrieron que era vendida en un puesto de BBQ food en Kentucky por Jamie Smith, en cuya versión, en vez de beer, decía Bible. Smith reconoció que vendía la prenda hacía dos años, pero pidió disculpas con la vieja fórmula “si alguien se sintió ofendido”, asegurando que su intención era apenas hacer un juego de palabras. Tal vez fuese sincero, tal vez no.

Igualmente, la siglafake ya existía. En octubre del año pasado hubo denuncias de mensajes de odio recibidos por al menos cuatro bares gay en Tennessee, en los que aparecía la misma imagen usada en estos días en Dallas, con beer en vez de Bible. A la semana siguiente de la divulgación de la noticia del vendedor de BBQ food en Kentucky, un adolescente gay se quitó la vida en Huntsville, Alabama. El suicidio de Nigel Shelby, de 15 años, que había salido del armario con su madre dos años antes y sufría bullying en la escuela por su sexualidad, no tuvo en principio nada que ver con la remera de Smith.

Pero, luego de su muerte, un ayudante del sheriff local usó la sigla resignificada, en Facebook, para burlarse del joven. “Liberty Guns Bible Trump BBQ”, escribió Jeff Graves, agregando: “That’s my kind of LGBTQ”. Y continuó descargando su odio contra el joven muerto, diciendo que se sentía “ofendido” por el movimiento LGBT y que ese “comportamiento” no debía ser tolerado por la sociedad. El sheriff Kevin Turner repudió públicamente las palabras de su asistente y le abrió un proceso disciplinario.

En agosto pasado, la remera reapareció en una feria en Ohio, pero, ante las críticas, los organizadores prohibieron su venta. Y este mes, días antes de que la foto de Dallas recorriera el mundo, el diputado Eduardo Bolsonaro, uno de los hijos idiotas del presidente brasileño, divulgó una fotografía suya con la misma remera, pero esta vez sin beer ni Bible: decía “Bolsonaro”, claro, con la cara de su padre al lado de la de Trump. Todo en inglés, porque la ultraderecha brasileña es nacionalista solo hasta que aparece la cabellera naranja del magnate de Manhattan. Ahí les tiemblan las piernas.

Es probable que todo haya nacidocomo una broma muy estúpida, o quizás como una manifestación personal de odio de algún pobre infeliz en algún lugar de los Estados Unidos, que no llegó a ser noticia, como los casos antes mencionados. Una estupidez individual de un estúpido anónimo.

Pero ese acto de estupidez u odio individual y anónimo, que acabó viralizando en esta era hiperconectada, adquiere otra relevancia social y política cuando es usado por un sheriff para burlarse de un joven fallecido o, mucho peor, por partidarios de la campaña del presidente de los Estados Unidos o por el hijo idiota del presidente de Brasil, que en estos días vio frustrado su sueño de mudarse a Washington como embajador, por falta de apoyo en el Senado.

El odio y la estupidez, en manos de los políticos, son armas de destrucción masiva, porque sus discursos, con la legitimidad o al menos con la fuerza que les otorga el poder, hieren a millones e incentivan a otros tantos a ejercer formas de violencia menos simbólicas, más materiales, que pueden terminar en tragedias. Brasil, que es hoy un caso testigo de una nueva forma contemporánea de fascismo para la cual “gay is the new jew”, nos ofrece todos los elementos para entenderla.

Esa nueva ultraderecha, en vez de oponerse a nuestros derechos con argumentos, por más absurdos que sean, usa el discurso de odio directo y explícito o la simple burla, cuanto más humillante mejor. Y no se opone apenas a nuestros derechos, sino también a nuestra existencia. La “incorrección política” de la que hacen alarde incluye decir las aberraciones más chocantes sobre las minorías o simplemente reírse de ellas, al punto de deshumanizarlas tanto que pueda luego hacerse cualquier cosa con ellas.

En Brasil, los bolsominions ya venden la remera en un conocido sitio de Internet bajo el irónico nombre “remera LGBT opresora”.

Para tanto, en este caso, la sigla fake que reemplaza las identidades sexuales minoritarias por palabras que forman parte de la simbología de la ultraderecha contemporánea no es nada ingenua. Además de negar una vez más a la población LGBT, borrándola inclusive del término que la nombra y que es usado por los movimientos que defienden sus derechos, la substitución realiza otras operaciones discursivas más sutiles.

La libertad que las minorías sexuales reivindican para sí, como derecho inherente a su dignidad humana y principio político del sistema democrático, es reemplazada por otra: la “libertad” para odiar, ofender, segregar, insultar, oprimir, discriminar e inclusive matar que los fascistas levantan como bandera y personajes como Trump y Bolsonaro potencian. En Brasil, los bolsominions ya venden la remera en un conocido sitio de Internet bajo el irónico nombre “remera LGBT opresora”.

La Biblia apela a los crentes, como se les dice en Brasil a los evangélicos más fanatizados (y por ello homofóbicos), pero es reemplazada por una cerveza (como si dijera: si no sos creyente ni careta, igual estás bienvenido a nuestra fiesta). Así , incluyen también a los brutos que siguen al “mito” (como le dicen a Bolsonaro), justamente porque se identifican con su machismo, racismo y homofobia, pero no ponen a Dios como excusa. Por último, claro, la imagen del líder, culto a la personalidad, cierra con broche de oro la simbología fascista que pretenden recrear. Y los pinta tal como son: odiosos, brutos y, sobre todo, peligrosos.

Por Bruno Bimbi.

Fuente: https://tn.com.ar/opinion/las-remeras-lgbt-homofobicas-de-trump-y-bolsonaro_1003696