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Pachamama diversa: honrar, agradecer y defender el cuerpo territorio

En primera persona, las personas trans cuentan sobre esta ceremonia ancestral. «El 1 de agosto es un día de reflexión y alegría. Nos reconocemos luchadoras y guardianas de la tierra. Gritamos frente a la mezquindad humana del poder económico y la estructura heterocis”.

Desde tiempos inmemorables, cada primero de agosto se realiza la ceremonia a la Pachamama en las diversas naciones indígenas que comparten la cultura de los Andes.

En las alturas del altiplano, la puna, desiertos, valles y quebradas, las personas Diaguita, Coyas, Aymara, Omahuaca, Kechua, entre otras naciones, realizan el culto a tierra.

María Pia Ceballos, mujer trans referenta afro indígena, referenta del movimiento Mujeres Trans Argentinas y perteneciente al Movimiento de Mujeres y Diversidades Indígenas por el Buen Vivir aclara “la Pacha es un tejido que nos une con todos los elementos. El 1 de agosto es un día de reflexión y alegría. Nos reconocemos luchadoras y guardianas de la tierra. Gritamos frente a la mezquindad humana del poder económico y la estructura heterocis”.

Lorena Carpanchay, activista travesti trans, coplera, diaguita de los Valles Calchaquí en Salta, cuenta que el ritual a la Pachamama “es un acto de ofrenda que se realiza como agradecimiento y conexión”.

LA TIERRA ES VIDA

Las personas indígenas entendemos que la tierra es vida. Y en esta ceremonia se abre un pozo en la tierra por la mañana para ofrendar con alimentos, bebestibles, y objetos preciados. Durante el día se realizan diversos actos como cantos, bailes, se reciben a quienes vienen desde lejos, y más a la tarde juntes, se cierra la tierra. “A la pacha le damos lo mejor que cosechamos durante el año. Todo lo lindo que cosechamos es para ella” dice Lorena.

Desde la pandemia, la apuesta de MTA Cafayate ha sido realizar la “Pacha diversa”, con el fin de reunir a las personas de la diversidad sexual, especialmente travesti-trans, en torno a una ceremonia ancestral para juntas agradecer y honrar a la Pachamama por el año que pasó, y a la vez pedir por salud, buen vivir, y las necesidades y anhelos de cada una para el ciclo entrante.

Ritualizar nuestras creencias y acercarnos a la tierra, al territorio y a nuestras corporalidades, es amarnos a nosotras mismas y sentirnos que somos parte de un todo. A diferencia de las creencias occidentales, la conexión es con la naturaleza y los espíritus que la habitan.

Antes de la llegada de los usurpadores españoles, varias de las prácticas andinas eran lideradas por personas trans/travestis, hombre-mujer, dos espíritus (por nombrar conceptos equivalentes actuales). Se comprendía muy bien que nuestras vivencias eran puentes entre el mundo material y el mundo espiritual, entre lo femenino y lo masculino. El travestirnos ejerciendo nuestro derecho a la auto determinación, nos brinda la experiencia de habitar la dualidad abierta, en una sola corporalidad.

UNA PACHA DIVERSA

María Pia señala “Somos el puente con corazón trava/trans, que desde los márgenes gritábamos con furia frente a todo lo impuesto por la colonia; al racismo, al odio, al terricidio. Este día nos encontramos con fuerza y coraje al renovar nuestro pacto como defensoras de la pacha mama. Sin duda, las travestis venimos de ese fuego sagrado”.

En la misma línea, Lorena Carpanchay nos cuenta de la ceremonia travesti. “Decidimos hacer la pacha diversa, con el fin de retomar prácticas ancestrales que nos pertenecen y que son nuestras creencias, así como para dar espacio también a unirnos como personas de distintos géneros con la espiritualidad y la tierra”.

El despertar de las personas trans indígenas se está llevando en todos los territorios. En lo que hoy es Belén, Catamarca, activistas y personas de la comunidad LGBTQA+ están por realizar este 1 de agosto la tercera versión de lo que han denominado la “Pacha trans”.

NUESTRA PACHA, NUESTROS CUERPOS

Juan José nos cuenta: “Esta ritualidad la aprovechamos también para hacer una evaluación de cómo están nuestros cuerpos, la pacha. Mirar cómo están nuestros vínculos, no desde el punto de vista normativo sino más bien afectivos. Esta jornada será de un abrazo al Aconquija, de charlar, de encontrarnos. La idea será ir soltándonos luego de la apertura y ofrenda a la tierra, para más tarde poner nuestros cuerpos en movimiento con bailes y talleres de autodefensa”.

Es importante mencionar la lucha anti-extractivista que están llevando quienes organizan este día. No se trata solo de dar y recibir, sino que también de defender el territorio, nuestros cuerpos.

María Pía Ceballos alude a cómo está la tierra en que habitamos. “Vivimos en un modelo extractivista que explota, oprime y destruye el mundo con las vidas indígenas, con los bosques, con las aguas. Sentimos el dolor de la tierra”, dice. «En Catamarca, las personas están consumiendo agua envenenada».

El grupo Mara, que une a las mineras Aguarica y Alumbrera -cuentan una y otra vez las personas que habitan estos territorios- están haciendo explotar los cerros del Aconquija, cerro sagrado para la gran nación Diaguita Calchaquí. No es posible seguir viviendo cuando a diario se ven los camiones rompiéndolo todo, solo con fines monetarios para grupos de poder concentrado.

María Pía destacando que “el día de la Pachamama nos volvemos a encontrar con los espíritus de nuestras ancestras travesti-trans indígenas antiguas. Es el momento de la pacha, momento de alejar las malas energías y fortalecer nuestros espíritus, abrazándonos con mucho amor.