Internacional
(CNN) — Fue un atentado que conmocionó a un país considerado durante mucho tiempo pionero en materia de derechos LGBTQ. En la madrugada del 6 de mayo, a cuatro mujeres lesbianas les prendieron fuego en Argentina. Sólo una de ellas sobrevivió.
Ocurrió en una pensión del barrio de Barracas de Buenos Aires, donde Pamela Fabiana Cobas, Mercedes Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Sofía Castro Riglo compartían habitación. Los testigos afirman que un hombre irrumpió en la casa y arrojó un artefacto incendiario que prendió fuego a las mujeres.
Pamela murió poco después. Su compañera Roxana murió días después por un fallo orgánico. Andrea murió el 12 de mayo en un hospital.
Sofía, la compañera de Andrea, fue la única superviviente. Pasó semanas recuperándose en el hospital y hoy está viva sólo porque Andrea se tiró encima de ella para protegerla de las llamas, dijo a CNN la abogada de Sofía, Gabriela Conder. «Su compañera la salvó», afirmó Conder.
Defensores locales de los derechos LGBTQ condenaron el ataque como un crimen de odio y lesbicidio, diciendo que las mujeres fueron atacadas por su identidad sexual. La Policía detuvo a un hombre de 62 años que vivía en el edificio pero, según Conder, por el momento no está tratando el incidente como un crimen de odio, ya que dicen que el motivo aún no está claro.
Para los grupos LGBTQ de Argentina —muchos de los cuales planearon rendir un homenaje para conmemorar a las cuatro mujeres con una manifestación el fin de semana— el ataque representa una manifestación extrema de lo que consideran una creciente ola de hostilidad contra ellos. A quienes más culpan de esta creciente intolerancia es a las personas en el poder. El principal de ellos, dicen, es el nuevo líder de la extrema derecha del país, Javier Milei.
«Las cosas cambiaron con el nuevo Gobierno de Javier Milei», afirma María Rachid, directora del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de Buenos Aires, y miembro de la junta directiva y fundadora de la Federación Argentina LGBT (FALGBT).
«Desde el inicio del nuevo Gobierno, hay funcionarios del gobierno nacional expresándose de manera discriminatoria y esos discursos de odio ante nuestras comunidades desde lugares con tanto poder, por supuesto, lo que hacen es generar —en realidad legitimar— y avalar estas posiciones discriminatorias que luego se expresan con violencia y discriminación en la vida cotidiana», dijo Rachid.
Milei, en el punto de mira
Cuando Milei se presentó a las elecciones presidenciales de 2023, él y su partido fueron acusados de hacer comentarios ofensivos contra las comunidades LGBTQ que fueron considerados incitación al odio por múltiples grupos, entre ellos el Observatorio Nacional de Delitos de Odio LGBTQ de Argentina.
En una entrevista en YouTube antes de las elecciones de noviembre, Milei insistió en que no se opone al matrimonio entre personas del mismo sexo, pero en esa misma entrevista llegó a comparar la homosexualidad con tener relaciones sexuales con animales.
«¿Qué me importa cuál sea tu preferencia sexual? Si quieres estar con un elefante, y tienes el consentimiento de ese elefante, eso es un problema entre tú y el elefante», dijo, enfureciendo a las comunidades LGBTQ, que calificaron los comentarios de deshumanizadores.
A finales de octubre, la entonces diputada electa Diana Mondino, que más tarde se convertiría en ministra de Asuntos Exteriores de Milei, declaró a un entrevistador que en teoría apoyaba la igualdad matrimonial, pero al mismo tiempo la comparaba con tener piojos.
«Como liberal, estoy a favor del proyecto de vida de cada persona. Es mucho más amplio que la igualdad matrimonial. Permítanme exagerar: si prefieres no bañarte y estar lleno de piojos y es tu elección, ya está. No te quejes luego si hay alguien a quien no le gusta que tengas piojos», dijo.
Tras asumir el cargo en diciembre, Milei tomó medidas que, según los críticos, debilitaron la protección de los grupos LGBTQ. Prohibió el uso de lenguaje inclusivo en materia de género en el Gobierno; sustituyó el Ministerio de la Mujer, Género y Diversidad por una subsecretaría menos poderosa dentro del Ministerio de Capital Humano; y cerró de hecho la agencia nacional contra la discriminación, diciendo que el Ministerio de Justicia absorbería sus funciones.
La administración de Milei argumentó que algunas de esas medidas formaban parte de su plan para recortar el gasto público en respuesta a las dificultades económicas del país. Pero los críticos afirman que sus acciones han normalizado una cultura de discriminación hacia los grupos LGBTQ y, en los casos más extremos, han dado lugar a ataques violentos como el ataque ocurrido el 6 de mayo.
«Cuando el discurso de odio es habilitado por quienes están en el poder, estos sectores comienzan a sentirse legitimados para atacar», dijo a CNN Esteban Paulón, expresidente de la FALGBT que fue elegido diputado el año pasado, en una entrevista telefónica. «Y obviamente, detrás de los ataques verbales vienen los ataques físicos».
«(Los ataques) siempre han ocurrido. Esa es la realidad. Pero se incrementaron más en este Gobierno actual debido a los discursos de odio que se mantienen constantemente en la televisión, incluyendo los discursos de odio que ejerce nuestro presidente Javier Milei», dijo Jesi Hernández, lesbiana y miembro de comunicación de Lesbianxs Autoconvocadxs por la masacre de Barracas.
«Hoy fueron Pamela, Roxana, Andrea y Sofía. Y mañana puedo ser yo».
CNN se ha puesto en contacto en repetidas ocasiones con la presidencia de Argentina para pedirle comentarios sobre estas acusaciones, pero no ha recibido respuesta.
Aumento de los delitos de odio
En 2023, un informe anual del Observatorio Nacional de Delitos de Odio LGBTQ registró 133 crímenes en los que la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de las víctimas se utilizaron como pretexto para los ataques. Esas cifras aumentaron con respecto a 2022 y 2021, cuando se registraron 129 y 120 delitos, respectivamente.
Rachid señala que las cifras del observatorio sólo representan los ataques que han sido registrados oficialmente, y que las cifras reales son probablemente mucho más altas.
Hernández, por su parte, señala que la vida cotidiana de muchas personas se ha visto afectada de un modo que las estadísticas no muestran por sí solas. Algunos temen ser el próximo objetivo.
«La verdad es que ahora, dormir tranquilo en tu cama es un privilegio», dijo Hernández, refiriéndose al ataque del 6 de mayo, «porque no sabes si tienes un vecino que te va a tirar algo o va a entrar. Dormir es ahora un privilegio para nosotros».
A pesar de los llamamientos de los activistas LGBTQ, el incendio provocado se investiga actualmente como homicidio con agravantes y no como delito de odio, según Conder, el abogado de Sofía. Sofía tiene programado testificar a finales de mes, dijo Conder. CNN se ha puesto en contacto con el tribunal penal que investiga el caso, pero no ha recibido respuesta.
Poco después de los asesinatos del 6 de mayo, el portavoz presidencial Manuel Adorni condenó el ataque pero descartó que estuviera motivado por el odio hacia la orientación sexual de las víctimas
«No me gusta definirlo como un ataque a un grupo determinado», dijo Adorni en una rueda de prensa. «Hay muchas mujeres y hombres que están sufriendo violencia y son cosas que no pueden seguir ocurriendo».
Los progresistas condenaron sus declaraciones, insistiendo en que el Gobierno debería considerar el lesbicidio como un delito de odio.
Adorni respondió en las redes sociales con una imagen de un diccionario español que decía que lesbicidio no es una palabra registrada.
Progreso en Argentina
Argentina fue en su día un pionero progresista en América Latina.
En 2010, se convirtió en el primer país de la región en legalizar el matrimonio entre personas del mismo sexo. En 2021, también se convirtió en el primero en permitir a las personas no binarias marcar su género con una «X» en los documentos nacionales de identidad.
Los activistas LGBTQ temen que estos logros históricos se vean ahora socavados —y potencialmente amenazados— por el Gobierno actual. Pero también les consuelan las encuestas que sugieren que las opiniones contrarias al colectivo LGBTQ son minoritarias en Argentina.
Según una encuesta de opinión pública realizada en mayo por la Universidad de San Andrés, alrededor del 72% de los encuestados se declaró a favor de la igualdad matrimonial, el 70% dijo apoyar las políticas que protegen a las personas transexuales de la discriminación, el 75% dijo no considerar que la transexualidad sea una enfermedad que deba tratarse médicamente y el 79% afirmó que la educación sexual integral en las escuelas es algo positivo.
Los recientes ataques han impulsado a los activistas a luchar por nuevas políticas y acciones que protejan aún más los derechos LGBTQ.
El congresista Paulón dijo a CNN que los legisladores están trabajando con grupos de derechos en varias leyes que, entre otras cosas, castigarían los actos discriminatorios, evitarían el acoso en las escuelas y prohibirían los esfuerzos para tratar de «corregir» la orientación sexual, la identidad y el género de las personas.
También dijo que para reducir los ataques a las comunidades LGBTQ, sus voces y demandas deben ser amplificadas en más sectores de la sociedad.
Con este fin, Hernández animó a los grupos LGBTQ a hacer frente a los discursos de odio, diciéndoles a esas comunidades: «No están locos, no están enfermos, no son personas con piojos. Todo lo contrario. Yo les diría que son personas disruptivas, que se están saliendo de los moldes de la ‘normalidad’. Y que son muy valientes… y que son lo que quieren ser, a pesar de todo».