En el marco del proyecto «Justicia con Mirada Diversa», implementado por ADESPROC Libertad, el pasado 29 de mayo se llevó a cabo la segunda versión de la Capacitación para Activistas LGBTIQ+, enfocada en la denuncia y el acompañamiento en casos de vulneración de derechos de personas con orientaciones sexuales, identidades y/o expresiones de género diversas.
La actividad se desarrolló en la ciudad de Tarija, elegida por su relevancia regional y por el impacto positivo que genera fomentar el diálogo jurídico en territorios alejados de los centros urbanos tradicionales. La participación activa de actores locales enriqueció las discusiones con perspectivas diversas y profundamente contextualizadas.
La capacitación brindó herramientas y conocimientos esenciales a quienes defienden y promueven los derechos humanos de poblaciones diversas. Asistieron representantes de distintas organizaciones, así como líderes y lideresas comprometides con la inclusión y la equidad.
Durante la jornada se abordaron temas fundamentales como:
Las principales problemáticas que enfrenta la población LGBTIQ+ en el acceso a la justicia.
La identificación de instancias estatales para la denuncia de vulneraciones.
El autocuidado en el activismo y los procesos de acompañamiento.
La importancia de utilizar el Observatorio de Derechos LGBT como herramienta clave para la generación de datos e incidencia.
El activista Linder Zenteno destacó la relevancia de esta iniciativa, haciendo énfasis en la alianza y el trabajo articulado entre la organización G-MEN y el Observatorio de Derechos LGBT, fundamentales para fortalecer el acceso a la justicia.
Comprometida con la promoción de los derechos humanos de la población LGBTIQ+, ADESPROC Libertad proyecta nuevas jornadas de capacitación durante el periodo 2025-2026, con el objetivo de llegar a más regiones del país, fortalecer capacidades locales y promover una defensa activa e informada de los derechos en todo el territorio boliviano.
En reconocimiento a su compromiso con la realización de actividades que promueven la sensibilización sobre cuestiones de género y diversidad, ADESPROC Libertad hizo entrega oficial de la placa de “Ambiente amigable con las personas LGBTIQ+” al Centro Cultural de España en Bolivia, a través de su director, Juan Sánchez.
Esta placa, que será colocada en el Centro Cultural de España, simboliza el rechazo de toda forma de violencia y discriminación relacionada con la orientación sexual, identidad y/o expresión de género. Además, ratifica el compromiso de dicha institución con la promoción activa de la igualdad, el respeto y la libertad de expresión en todas sus formas.
El Centro Cultural de España reconoce labor en la promociones de espacios culturales seguros inclusivos que visibilizan la diversidad, fomentando valores esenciales para una sociedad más justa. Este reconocimiento resalta su papel como un aliado clave en la construcción de una sociedad que respeta y valora a todas las personas, sin importar su identidad o expresión de género.
A través de esta alianza, ADESPROC Libertad reafirma su misión de identificar y fortalecer espacios seguros para la población LGBTIQ+. Asimismo, esta iniciativa busca inspirar a más instituciones y organizaciones a adoptar políticas inclusivas y promover prácticas que fomenten la equidad y el respeto.
ADESPROC Libertad llevó a cabo el pasado viernes un taller de sensibilización sobre terminología LGBTIQ+ y capacitación sobre la Norma de Atención Integral para la población LGBTIQ+ en establecimientos de Salud en el Hospital de Los Pinos.
El evento reunió a profesionales de la salud y personal de apoyo del hospital, con el objetivo de fortalecer sus conocimientos en temas relacionados con la atención inclusiva y el respeto a los derechos de población con diversa orientación sexual, identidad y/o expresión de género.
La iniciativa fue recibida con entusiasmo por les, las y los participantes, quienes resaltaron la importancia de contar con espacios formativos que les permitan actualizarse y reflexionar sobre su rol en la transformación del sistema de salud.
ADESPROC Libertad reafirma su compromiso de continuar desarrollando actividades que fomenten la inclusión, la diversidad y el respeto en diversos sectores de la sociedad boliviana. Este taller es solo una muestra del trabajo continuo para garantizar que los derechos humanos sean un pilar fundamental en todas las áreas de servicio público.
En el marco del proyecto «Justicia con Mirada Diversa» implementado por ADESPROC Libertad, se llevó a cabo el 2 diciembre del presente año la primera versión de la Capacitación para Activistas LGBTIQ+ para la denuncia acompañamiento en casos de vulneración de derechos de personas de diversa orientación sexual, identidad y/o expresión de género.
El evento se realizó en el Centro Cultural de España, brindando herramientas y conocimientos clave a quienes trabajan por la protección y promoción de los derechos humanos de la población diversa. Es así que contó con la participación de representantes de diversas organizaciones y líderes comprometidos con la inclusión y la igualdad.
Durante la jornada se abordaron temas fundamentales:
Identificación de instancias estatales para la denuncia de vulneraciones.
Principales problemáticas que enfrenta la población LGBTIQ+.
Acciones urgentes ante situaciones críticas.
Privacidad y protección de datos personales.
El líder activista Cristopher Quiller destacó la importancia de esta iniciativa: «Esta capacitación nos proporciona herramientas esenciales para enfrentar la vulneración de derechos hacia las personas LGBTIQ+. Lo aprendido aquí será replicado en mi organización para seguir promoviendo cambios positivos».
ADESPROC Libertad reafirma su compromiso con el acceso a la justicia para la población LGBTIQ+. En este sentido, anunció que las capacitaciones continuarán durante el año 2025, ampliando su alcance a diferentes regiones del país con el objetivo de empoderar a más personas y fortalecer la defensa de los derechos humanos en Bolivia.
ADESPROC Libertad, en el marco del proyecto con con SAIH, presentó el Protocolo de Atención Psicoterapéutica para la Población LGBTIQ+, una herramienta diseñada para brindar orientación en la atención adecuada y respetuosa a personas de diversa orientación sexual, identidad y/o expresión de género.
“Es la primera herramienta en Bolivia, por lo que queremos que tenga la mayor seriedad y rigor académico posible para que sea difundida ampliamente entre los profesionales de la salud mental”, destacó Alberto Moscoso, representante de ADESPROC Libertad.
De acuerdo con datos recientes de la Defensoría del Pueblo (2023), la población LGBTIQ+ enfrenta altos niveles de discriminación y exclusión, lo que incrementa los riesgos de problemas de salud mental como depresión, ansiedad y pensamientos suicidas. Además, un 23% de esta población evita los servicios de salud por temor a la discriminación, mientras que un 14% manifiesta desconfianza hacia el personal médico.
El protocolo busca guiar a los profesionales de la salud mental hacia el enfoque afirmativo, una herramienta para la psicoterapia LGBTIQ+, basada en la aceptación y el respeto, que promueve un tratamiento ético y beneficioso libre de prejuicios.
Durante el evento de presentación, participaron psicoterapeutas y especialistas de diferentes áreas de la salud mental, quienes enfatizaron la importancia de contar con herramientas integrales para promover el bienestar global de las personas LGBTIQ+ en el país.
“Este protocolo será útil para todos, sin importar dónde estemos. Nos permitirá trabajar bajo una misma visión, logrando una atención más eficaz y beneficiosa”, señaló la Dra. Marilyn Chavarría, psiquiatra del Hospital San Juan de Dios.
ADESPROC Libertad reafirma su compromiso con la promoción de la salud mental en Bolivia, desarrollando herramientas que contribuyan significativamente al bienestar y la paz interior de las personas LGBTIQ+.
La Conferencia Mundial de ILGA Mundo en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, fue la más grande en la historia de esta organización. En el cierre se votó a Buenos Aires como próxima sede, en un abrazo de la diversidad frente al avance de la ultraderecha del gobierno de Milei.
CIUDAD DEL CABO (Sudáfrica), Enviadas especiales. Los cinco días que duró la Conferencia Mundial de ILGA Mundo en Ciudad del Cabo, Sudáfrica, estuvieron colmados de encuentros, debates y fiesta para la diversidad sexual. Fue la más grande en la historia de la organización: 1450 personas participaron del encuentro de activismos más grande a nivel global con propuestas para marcar la agenda LGBTIQ+. Al cierre, las colectivas decidieron abrazar la situación en Argentina al votar como próxima sede de la conferencia a Buenos Aires. Esto será en dos años y medio (2027): un modo de resistir al contexto de retroceso de derechos del gobierno de Javier Milei.
“Estamos felices y emocionades desde la región de América latina y el Caribe de que Buenos Aires haya sido elegida como la próxima sede de la Conferencia Mundial de ILGA, que es la red de organizaciones LGBTI más grande del mundo. Es un abrazo de todes les activistas y organizaciones del mundo. Y solidaridad para con la situación argentina en un contexto de retroceso con el gobierno actual que nos cercena derechos todos los días. Es importante para fortalecer nuestras luchas en un contexto difícil”, expresó a Presentes Darío Arias, cosecretario regional de ILGA LAC y fundador de Conurbanes por la Diversidad.
La postulación de Buenos Aires fue inicialmente una propuesta de esta organización junto con la CHA, 100% Diversidad y derechos, como miembras de ILGA. Luego fue apoyada por la región desde ILGALAC (América Latina y Caribe). En 2022 también había sido postulada Buenos Aires pero finalmente la candidatura se retiró para apoyar la de Sudáfrica.
La 31° Conferencia de ILGA Mundo se realizó bajo el lema Kwa Umoja (Nos levantamos), en referencia a una frase en swahili -la lengua más hablada en África- que celebra la unidad y el progreso colectivo. Del 11 hasta al 15 de noviembre en el Centro de Conferencias de Century City, en Ciudad del Cabo, se desplegaron 64 sesiones, 20 preconferencias y 6 paneles, donde participaron personas de 100 países. Entre ellas, el Experto Independiente de las Naciones Unidas sobre la protección contra la violencia y la discriminación basadas en la orientación sexual y la identidad de género, Graeme Reid.
América latina pisó fuerte durante la Conferencia, aunque por dificultades en el visado y la lejanía su participación fue menor que la de otras regiones como la africana, cuya presencia sí fue destacada.
África anfitriona
Liberty Matthyse, integrante de Gender Dynamix, y y Jade Jacobs-Wor, de Iranti, organizaciones anfitrionas en Sudáfrica.
Luego de 25 años, África volvió a ser anfitriona de este evento mundial. Contó con el apoyo de las organizaciones locales Iranti y Gender Dynamix. “En el contexto mundial vemos un mundo de mayores conflictos. Hay violaciones y henocidio que se convierte en algo normal. A la luz de estas situaciones acogemos con beneplácito respetar los derechos humanos y reconocer la historia política y la lucha de lo que fue contra el apartheid aquí en Sudáfrica”, subrayó Liberty Matthyse, integrante de Gender Dynamix.
Cada espacio de encuentro en la Conferencia estuvo impregnado por una identidad con fuertes raíces en la ancestralidad, los lazos colectivos y la hospitalidad africana. Hubo una ceremonia de apertura, donde se pidió prosperidad y armonía, a cargo de pueblos indígenas, igual que en el cierre.
Voces y activismos de América Latina
«Vi mucha diversidad a mi alrededor. Me encanta poder compartir con tantos activistas a nivel mundial. Es un espacio para compartir nuestras experiencias, la situación de nuestros países, poder armar proyectos en común y unirnos entre países y aprender de los demás», sostuvo Dayne, del colectivo de las Diversidades Sexuales y de Género de Bolivia.
Entre los proyectos latinoamericanos estuvo el Archivo de la Memoria Trans Argentina, en una mesa en el centro del establecimiento donde ofrecían stickers, pines, remeras y fotografías. Todas las tardes, Carolina (Carola) Figueredo y Luciana Leiras, integrantes del Archivo, llevaban adelante una visita guiada. Personas de todo el mundo se conmovieron con los relatos de Carolina y de lo que tuvieron que atravesar ella y sus compañeras, de la violencia que sufrieron en dictadura y después, y de la importancia de la Ley de Identidad de Género que, como cuenta Carolina, les cambió la vida.
Ayito, de Espacio Tolomocho, en la Conferencia en Cape Town.
Desde Argentina también participaron el Espacio de arte y activismo disca Tolomocho. Y Argentina Intersex, que formó parte del panel sobre el Movimiento Intersex Global donde activistas de diferentes regiones compartieron los desafíos que afrontan: avance de derechas, estrategias de incidencia, la situación de las personas refugiadas, entre otros. Desde Corrientes, Solange Ayala, activista trans e integrante de Fundheg, organización que trabaja derechos sexuales y reproductivos, participó por primera vez de la Conferencia. «Estoy muy emocionada de encontrarme con mis compañeras trans del mundo. Para buscar juntas políticas que acompañen y abracen», dijo a Presentes.
Las personas LGBT y las crisis humanitarias tuvieron un panel donde se conversó acerca de cómo mejorar la coordinación entre las múltiples partes. Allí estuvieron el activista argentino Mariano Ruiz (DDHH y Diversidad), Andrea Ayala (RFSL, El Salvador), junto a activistas de Equal Asia Foundation y Rainbow Railroad.
El medio colombiano Sentiido tuvo una sesión especial donde Li Cuellar, cofundadore, presentó Transpoderosas. Se trata de un innovador juego de cartas para aprender sobre transfeminismos.
También Shane Cienfuegos, activista trans no binarie de Chile presentó “Cuerpas”, un proyecto que recorre las memorias y vidas de mujeres trans, travestis, transmasculinos, travos y no binaries, gestionado por OTD Chile.
Por primera vez en las ediciones de esta Conferencia, los sindicatos de distintas partes del mundo tuvieron una presencia marcada. “La comunidad LGBTIQ+ es clase trabajadora. Su lucha es también nuestra lucha”, dijo Jordania Ureña Lora, en representación de la Confederación Sindical Internacional, en el panel de apertura del evento. Y agregó: “Vamos a seguir luchando por el cambio en nuestras estructuras internas, incluyendo a las personas de la comunidad LGBTIQ+. La solidaridad tiene que ser real.
A la hora de la votación de los nuevos representantes de ILGA Mundo, les latinoamericanes obtuvieron dos cargos. Alejandra Collette Spinetti Nuñez, del Colectivo Trans del Uruguay, fue electa presidenta del Comité Trans. Gabrielle Escobar, de la organización Comcavis de El Salvador, fue elegido titular del Comité de Juventudes.
“Eso significa una gran responsabilidad porque mi militancia es ser la voz de quienes no tienen voz. Mi idea es contactarme periodicamente con las diferenctes comunidades trans, no binarias, de género no conforme del mundo para llevar esa voz al comité directivo de ILGA Mundo”, dijo Spinetti Núñez a Presentes, luego de ser electa.
Les demás nueves representantes elegidos por organizaciones miembros de ILGA Mundo fueron Kimberly Frost (Estados Unidos) y Yuri Guayana (Italia) como co-secretaries. Mientras, asumió el Comité Bisexual Hamlet Nkwain; el Intersex, Obioma Chukwuike; y el de Mujeres, Angelica Polmonari.
Más unidad, más interseccionalidad
Ya desde la inauguración de la Conferencia, quedaron resonando las palabras que proponen un rumbo: interseccionalidad y unidad. En un contexto global marcado por el avance de derechas y ultraderechas, con movimientos que atentan contra la integridad y dignidad del colectivo LGBTIQ+, diferentes voces destacaron la necesidad de trabajar para fortalecer la unión del movimiento y pensar abordajes integrales.
“Mi llamado es que pensemos cómo nuestra diferencias han sido quienes nos han traído aquí. Nos han hecho, grandes, nos hacen únicas/os/es. Nos conectan con otras personas. Mi llamado es a que dejemos las diferencias de lado y nos levantemos en la unión”, compartió Luz Aranda, activista bisexual mexicana y ex co-secretaria de ILGA Mundo.
Luz Aranda, activista bisexual mexicana y ex co-secretaria de ILGA Mundo.
En la misma línea se pronunció Julia Ehrt, directora ejecutiva, con una advertencia: “Tenemos que estar alineados en nuestros enfoques, objetivos. Tenemos una tendencia a quedarnos en nuestros desacuerdos en lugar de ver nuestros objetivos en común. Y eso es un problema. Nos enfrentamos a actores anti derechos y anti géneros. Se unen contra el enemigo en común que somos nosotros”.
Un discurso ovacionado fue el de Mpho Tutu van Furth, activista por los derechos humanos, pastora anglicana e hija del clérigo, activista contra el apartheid y Nobel de la Paz, Desmond Tutu. Advirtió sobre el creciente conformismo que observa especialmente de parte de jóvenes, pero también de personas de otras edades. En un escenario de “resurgimiento de conservadores de ideologías nacionalistas que se oponen a los derechos de las minorías” que “se muestran con ideas ‘buenas’ y ‘frescas’, pero que en realidad son supremacistas y nos están matando”.
“La democracia no es un deporte y el voto no es un billete de entrada al juego. Es un recibo que hace que exijamos responsabilidad de nuestros representantes elegidos”, subrayó, al tiempo que reconoció la necesidad de pensar una lucha interseccional. “Es crucial reconocer que la comunidad LGBT también es parte de grupos marginados. Temas como clase, raza intersectan con orientación sexual, género, creando desafíos únicos que tienen que ser abordados de manera holística. Nuestra incidencia tiene que ser interseccional abordando las múltiples facetas de la discriminacion y opresión”, sostuvo.
Mpho Tutu van Furth, activista por los derechos humanos, pastora anglicana e hija de Desmond Tutu.
También participaron de la apertura representantes de Naciones Unidas y funcionarios del gobierno sudafricano. El viceministro de Mujeres, Jóvenes y Personas con Discapacidades, Mmapaseka Steve Emily Letsike, de parte del presidente de Sudáfrica Cyril Ramaphosa, ngresó con un fuerte aplauso de les presentes. Resaltó que aún no se ha hablado “de manera significativa de clase y raza” dentro de las comunidades LGBTIQ+. Mientras, reconoció que los derechos humanos no son “un asunto de ideología política, sino de vida o muerte, de libertad y de opresión”.
“Todos estarían mucho más felices en un mundo más igual”
Durante el encuentro se pidió por la liberación de todos los pueblos oprimidos, en especial por Palestina, Sudán y Congo, pero también por Haití, Uganda, Ucrania, Mozambique, Nueva Guinea, Níger y demás países en lucha.
Además de los paneles y charlas, en el encuentro no faltó oportunidad para poner el cuerpo al servicio de la causa. Dos noches y un taller que tuvo dos ediciones pusieron el foco en el ballroom. Contaron la historia de la cultura ball, gestada de forma clandestina y en resistencia a la cultura que los dejaba afuera, mientras emprendieron competencias de baile bajo categorías como Runway, Vogue y una en la que lucieron atuendos identitarios de sus países o comunidades de pertenencia.
El día arrancaba y cerraba con una meditación para el cuidado personal y comunitario. A petición, funcionaba un servicio de salud mental y una clínica de seguridad digital. También había un espacio de silencio para desconectar del ritmo vertiginoso de las sesiones.
n paralelo a la conferencia, activismos de Sudáfrica nucleades en el Pavement Special Collective, asumieron una posición crítica. Mantuvieron encuentros con ILGA pero también organizaron movilizaciones para protestar por la Conferencia. Algunas fueron adentro del edificio que albergaba al evento, con sombrillas rojas en representación del trabajo sexual, también pidieron por la liberación de Palestina. En un comunicado estas organizaciones expresaron su descontento, alegando que este tipo de eventos perpetúan la colonialidad y la supresión de las identidades indígenas.
Otras organizaciones locales hicieron un balance muy positivo. “Estamos orgulloses de haber acogido a la comunidad LGBTI mundial en África y de haber creado espacios para que ella sea testigo de cómo es el activismo en nuestro contexto, de nuestro trabajo con las comunidades de base, y de cómo seguimos avanzando hacia la igualdad de derechos para todas las personas. Que este evento sea un testimonio de la verdadera solidaridad que puede cobrar vida cuando diversos movimientos trabajan entre sí y forjan alianzas”, concluyeron Liberty Matthyse y Jade Jacobs-Wort, integrantes, respectivamente, de Gender DynamiX e Iranti, las organizaciones anfitrionas en Sudáfrica.
La Conferencia Mundial contó con la entrega de los Premios Internacionales del Orgullo, iniciativa conjunta entre el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) e ILGA Mundo. Los cinco premios fueron para Ruslan Savolainen, de Rusia; Lize Ehlers (en la categoría aliada del colectivo); Imanni da Silva, de Angola; Sonia Correa, de Brasil; y Aaditya Rai, de Nepal.
Sonia Correa, activista e investigadora sobre derechos, feminismos, género y diversidades, se conectó en una videollamada para agradecer. “No debemos luchar por la igualdad simplemente porque es algo ideológico o un principio de la justicia, sino porque constituye un camino para que todos podamos ser felices y más alegres en sociedades complejas”, -expresó-. “Todos estarían mucho más felices en un mundo más igual”.
Transaludes, realizado por el Instituto de Salud Carlos III, es el primer estudio que se presenta en España sobre el estado de salud del colectivo trans y no binario.
Es 16 veces más común que las personas trans o no binarias sufran depresión y 11 veces más común que padezcan ansiedad que la población en general, según el estudio Transaludes: salud en personas trans y/o no binarias en España, presentado este martes por el Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) en el Ministerio de Salud. El equipo de investigación revela que los problemas de salud mental se deben a la discriminación estructural y a la violencia que sufre este colectivo, así como a las barreras sociales y sanitarias para la transición.
Este estudio es el primero que se realiza en España sobre el estado de salud de las personas trans y no binarias. María José Belza, quien lideró la investigación, ha explicado que en España hay poca información para cuantificar el estado de salud y las dificultades de este colectivo, especialmente para atender los problemas sanitarios y crear políticas públicas.
El estudio Transaludes se realizó a partir de entrevistas a 1.823 personas trans y no binarias de las 17 comunidades autónomas y las dos ciudades autónomas. El 35% de las personas participantes son hombres trans, el 23% mujeres trans y el 42% personas no binarias, con una edad media de alrededor de 26 años.
Uno de los grandes temas del estudio ha sido la salud mental, ya que está “altamente influenciada por la discriminación estructural”, ha indicado el equipo del ISCIII. “Hay una peor salud mental que en la población general”, han añadido. Así, cuando se les consultó a los participantes si algún médico les había diagnosticado alguna enfermedad o trastorno en los últimos 12 meses, las respuestas relacionadas con la salud mental quedaron muy por encima de otras enfermedades. El 47,5% respondió que habían sido diagnosticados de ansiedad, el 39,6% de depresión y el 29,4% de otros problemas de salud mental.
Los investigadores también han advertido sobre las altas cifras de autolesiones e ideas suicidas en el colectivo. En el grupo de los hombres trans, el 67% contestó que se había autolesionado alguna vez en la vida; en las mujeres trans, un 44,1%, y en las personas no binarias, un 67,4%.
En cuanto al suicidio, en los hombres trans, el 76,4% tuvo pensamientos suicidas y el 37,6% llevó a cabo un intento de suicidio; en las mujeres trans, el 68,1% sufrió pensamientos suicidas y el 36,7% lo intentó. En cuanto a las personas no binarias, 8 de cada 10 tuvo pensamientos suicidas y 4 de cada 10, intentos suicidas.
La discriminación estructural y las barreras para la transición son algunos de los factores que deterioran la salud mental e incrementan la idea suicida. Por ejemplo, el estudio menciona que la ideación suicida en los últimos 12 meses incrementa en un 25% si hay barreras para el cambio de nombre registral, en un 33% si hay barreras al cambio de sexo registral, 57% si hay barreras para la transición hormonal y 78% si hay barreras para la transición quirúrgica.
Los miembros de Transaludes han asegurado que estos datos son especialmente preocupantes en una la población tan joven (la media del estudio es de 26 años) y manifiestan la urgencia de que el sistema responda para atender la salud mental del colectivo.
Visibilización y acceso a servicios sanitarios
La mitad de los encuestados percibe que tiene un buen estado de salud (53,8%). Sin embargo, esta cifra es menor, en 30 puntos porcentuales, que la percepción de la población en general (85,3%) sobre su buen estado de salud. Por otro lado, 4 de cada 10 personas trans y no binarias creen que sus profesionales sanitarios no saben cómo atender al colectivo.
Esto tiene gran impacto en los procesos médicos de transición. Un porcentaje alto de las personas encuestadas aseguró que no lo lleva a cabo por miedo a la discriminación en las consultas, las barreras sanitarias y las listas de espera. Otras respuestas fueron: no tener información para hacerlo, desconfiar de las consultas médicas y la negativa del personal médico.
Jimena González, diputada de Más Madrid en la Asamblea de Madrid, quien participó de la presentación, ha explicado que pocas cosas alejan más a la comunidad trans de los servicios médicos que ser llamada por otro nombre en la sala de espera, o que el médico no te pueda atender porque tu nombre del DNI no va con tu persona. “Desde el ámbito sanitario esto es fundamental”, advierte. Y, agrega que “el reconocimiento legal y administrativo mejora la salud mental en las personas”.
El informe indica que, dadas estas barreras, dos tercios de las personas que habían realizado alguna transición quirúrgica lo acabaron haciendo en la sanidad privada. Por ello los investigadores solicitan que los profesionales sanitarios ―especialmente médicos de familia y endocrinólogos― deben estar formados para atender a las personas trans y no binarias, para mejorar la atención y el seguimiento de los procesos de transición hormonal.
Sobre el cambio de sexo registral, la encuesta indica que el 64,9% de hombres trans lo había hecho, el 68,1% mujeres trans y el 12,7% personas no binarias. Sobre la transición hormonal, el 71,8%, 77% y 23% estaban en proceso, respectivamente.
Violencia hacia el colectivo
El estudio menciona que solo 1 de cada 10 personas trans o no binarias se ha visibilizado totalmente en todas las esferas de su vida. Y lo que más les frena para hacerlo son las barreras sociales y el miedo a la discriminación. De los participantes, el 87,4% respondió que había sufrido algún tipo de violencia tránsfoba o discriminación por su identidad de género y casi la mitad, agresiones físicas. Esto genera secuelas a lo largo de la vida en la salud mental y bienestar físico de las personas: 8 de cada 10 las presentan.
Fuera de las relaciones de pareja, el 70% denunció haber tenido algún tipo de violencia sexual; 3 de cada 4, la sufrieron por parte de alguna pareja. El equipo de investigación ha asegurado que estos datos son superiores a los de las personas que finalmente denuncian y esto demuestra la “necesidad de desarrollar programas de prevención, detección y protección en todos los ámbitos”.
Los investigadores también contaron que, durante el proceso de hacer las encuestas, sufrieron episodios de violencia. Hubo intentos de boicot por parte de colectivos tránsfobos, quienes enviaron mensajes con insultos y tratos degradantes, e intentaron dañar la muestra con mensajes falsos y suplantación de identidad de personas trans.
Miles de personas se congregaron este sábado en el centro de Santiago para defender los derechos de los niños y adolescentes trans y protestar contra los discursos de odio con motivo de la XII versión del Orgullo Parade y el Día Nacional de la Diversidad.
«Exigimos, al mismo tiempo, la reforma a Ley Zamudio (contra la discriminación) y una Ley de Educación Sexual Integral y protestamos con fuerza contra los discursos de odio hacia las personas LGBTIQ+», dijo durante el inicio de la marcha Javiera Zúñiga, vocera del Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (Movilh).
Según la asociación, organizadora de la concentración, en el último año los discursos de odio aumentaron un 123 % y se registraron un total de 1.597 casos de abusos contra personas LGBTI, la cifra más alta de la historia.
«Muchos de quienes apoyaban nuestra causa hace pocos años, hoy guardan silencio frente a las arremetidas de odio. Se han replegado. Los instamos a levantar la voz, a solidarizar con la igualdad y la justicia», añadió por su parte el dirigente del Movilh, Rolando Jiménez.
Tras el Movilh, tomó la palabra Natalia Alvarado, una niña trans de 13 años, que recordó que recientemente la Cámara de Diputadas y Diputados prohibió al Ministerio de Salud financiar las terapias de hormonización a menores de 18 años.
«Yo tengo la oportunidad de hormonarme, pero sé que hay niños y niñas trans que no, a los que les cerraron las puertas, lo cual es muy injusto. Hay que visibilizar lo que está pasando y no quedarnos callados», indicó la joven activista.
La marcha partió desde la céntrica Plaza Italia y concluyó en Los Héroes, donde habrá conciertos y espectáculos hasta la noche.
Chile, un país que era tradicionalmente conservador y con una fuerte influencia del catolicismo, ha ido dando importantes pasos a favor de los derechos sexuales de las minorías, sobre todo tras el estallido social de 2019.
Chile aprobó el matrimonio igualitario en diciembre de 2021 y se convirtió en el octavo país de la región en hacerlo, tras Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Ecuador, Costa Rica y varios estados de México.
Hasta entonces, las personas homosexuales solo podían unirse bajo la figura jurídica del Acuerdo de Unión Civil (AUC), que no reconoce derechos de filiación.
El colectivo Parole de Queer creó a este singular personaje en 2020; este año publican su segunda aventura.
En 2020, el colectivo Parole de Queer publicó «SuperBollo contra la L.E.F.A.«, un cómic que nos introdujo a un nuevo personaje de la comunidad LGBT+: «SuperBollo», la superheroína lesbiana.
Para la creación del personaje y de su primera aventura, participaron 11 artistas de España, México, Argentina y Canadá.
En este 2024, el singular personaje regresa en una nueva aventura titulada «SuperBollo contra el Código Binario«. El cómic ha sido publicado por Kaótica libros. Cuenta con un guion de Áles Torres e Irene Sala (Parole de Queer) y arte de la ilustradora y muralista Galletamaria.
Sus creadorxs, Parole de Queer es un grupo surgido en Barcelona en 2009. En ese mismo año publicaron la revista «Parole de Queer«, un espacio para plasmar historias y arte de ciencia ficción de contenido queer.
Con el paso del tiempo, Parole de Queer, se ha convertido en un referente de las teorías queer, transfeministas y antiespecistas en España.
El personaje de «SuperBollo» es una suerte de parodia de «Superman«. El personaje fue creado en una noche de fiesta. Ante la falta de referentes femeninos en la ciencia ficción, sus creadorxs se vieron en la necesidad de crear una superheroína bollera y rodearla de un universo repleto de protagonistas «transmaricabollo”.
En su universo, «SuperBollo» tiene un archienemigo que oprime a las disidentes de género y sexuales: «L.E.F.A.» (liga exterminadora de feminazis antisistema). En esta nueva segunda aventura se le ha llamado «Código Binario«, una malvada corporación que opera a nivel mundial para someter y “normalizar” a mujeres cis heteros y disidentes.
En cuanto a los poderes y habilidades de «SuperBollo«, ella puede lanzar «insultos cómo camionera» (palabras textuales de lxs guionistas).
De acuerdo con sus creadorxs, la idea es continuar la saga y realizar una tercera parte.
La asociación LGTBIPol, con más de 300 agentes, lucha por la sensibilización y la diversidad dentro de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. «Como en el resto de la sociedad, claro que hay homofobia en la Policía. Y machismo»
Hay que zambullirse algo lejos en el lodo del tiempo, cuando en los alborotados años 60 los derechos civiles comienzan a avivarse en la hoguera de la Historia, para encontrar en la literatura homosexual por vez primera la expresión salir del armario. Como un maná de libertad sexual, el colectivo LGTB se iba sacudiendo la polvareda milenaria del ostracismo; aún tendría que llegar la revuelta del bar Stonewall de Nueva York en el 69, bendita noche de cuchillos largos traída hoy como símbolo del pink power y punto de partida de todas las celebraciones del Orgullo que en el mundo han sido. Y aún así, medio siglo después, la tramontana gay sigue agazapada en demasiados países y en no pocos entornos.
Enfilado el 2024, en ciudades como Madrid el colectivo ha levantado un imperio de libertades LGTB con el pintoresco barrio de Chueca como una de las capitales de la cosa. Salir pues del armario en la gran urbe ya no es el mayor de los pecados (ahí está su desfile del Orgullo, el tercero más multitudinario del planeta), se denuncian más delitos de odio que nunca y los tentáculos de la sensibilización se cuelan hasta en los territorios más diestros. Pero, ¿qué pasa en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado? ¿Están estos organismos alineados con la mirada LGTB del mundo? ¿Han abierto sus principios fundacionales, más bien conservadores, a las realidades de este colectivo que, según ratifican las estadísticas, ya es el 1o% de la población?
Para medirle la temperatura a estos asuntos, en 2016 vio la luz en Madrid la asociación LGTBIPol, a la que a día de hoy pertenecen 300 agentes de la Policía Nacional, Municipal y Guardia Civil. Todos ellos personas lesbianas, gays, transexuales o bisexuales que abrazan su identidad sexual y su labor de servicio bajo esta enredadera de siglas. «Uno de nuestros objetivos es educar a otros compañeros para que tengan la sensibilidad necesaria a la hora de trabajar», explica a GRAN MADRID Rufino Arco Tirado, miembro de la junta directiva de LGTBIPol.
-¿En qué sentido?
-Por ejemplo, en algo tan simple como que reconozcan el género no binario. Se van a a encontrar con estas personas en la calle, en las comisarias, y es fundamental que sepan cuál es su realidad. O a la hora de cachear a una persona trans. Y si alguien va a la Policía a denunciar un delito de odio, que los agentes tengan los conocimientos necesarios para fundamentarlo.
Rufino Arco Tirado, policía nacional y miembro de la junta directiva.
Otro de los objetivos de esta agrupación es favorecer la visibilidad LGTB dentro de las propias corporaciones. «Que los compañeros tengan un espacio seguro en el que poder hablar [si ellos mismos sufren algún tipo de discriminación por parte de un mando u otro agente, o incluso si son víctimas de una agresión de una pareja]», insiste Rufino. «Y también estamos peleando para adaptar la normativa interna, por ejemplo, en el tema trans».
-¿Qué dice esa normativa trans?
-Nada. No existe. Y habría que poner por escrito, por ejemplo, cómo ha de ser el uso de los vestuarios de los agentes en los módulos compartidos.
A sus 41 años, Rufino lleva 16 en el Cuerpo Nacional de Policía. Y fue él, con un grupo de compañeros que abanderaban las reivindicaciones LGTBI, quien decidió poner en marcha la asociación. «Llegó a nuestros oídos que varias personas del colectivo no quisieron ir a denunciar a la Policía porque pensaban que no iban a ser bien atendidas. O el caso de un agente que tenía problemas con su pareja y se veía incapaz de ir a una comisaría y gestionarlo», cuenta Rufino, que además de funcionario había sido finalista en Mister Gay España y ya era conocido dentro del colectivo como el poli gay. «Como ya tenía algo de experiencia con las entrevistas, me convertí en la cara visible de LGTBIPol».
-¿Ese farallón de visibilidad le ha pesado en alguna ocasión?
-No, e incluso diría que me ha ayudado a ser más feliz. Porque una vez que sales del armario y das la patada en la puerta, ya no hay marcha atrás ni nada que temer. De todas formas, yo nunca lo he ocultado, salvo una época en la que mi pareja era inspector y él no quería airearlo, así que si yo salía del armario inevitablemente le sacaba también a él. Además, yo jamás he escondido mi pluma, y he dado por hecho que tarde o temprano se sabría.
Begoña Gallego Luis, también policía nacional, es la presidenta de la asociación. Ella mejor que nadie conoce las asignaturas pendientes de esta lucha que, con frecuencia, se mueve en arenas movedizas. Una lucha que en su caso es de doble carril: es una agente lesbiana, pero también es una agente mujer. «La Policía es un reflejo de la sociedad, y las mujeres seguimos invisibilizadas en muchos entornos», reconoce. «Dentro del cuerpo, y no me corto en decirlo, sigue habiendo mucho machismo». ¿Y homofobia? «La misma que en el resto de la sociedad».
Begoña Gallego Luis, presidenta de la asociación.
Le pedimos a Begoña algunos ejemplos: «A la hora de detener a un varón, siempre tiene que ir otro hombre conmigo. Y eso lo puedo llegar a entender, por una cuestión de paridad de la fuerza física. Pero cuando se trata de ascensos, de los puestos importantes de confianza… con las mujeres se cuenta muchísimo menos. Y lo sé porque mi pareja tienen un cargo en la Policía y se encuentra en reuniones donde hay siete jefes y quizá sólo dos jefas».
En estos ocho años de historia de LGTBIPol, uno de los episodios que más polvareda levantó fue cuando en 2018 algunos de los miembros de la asociación quisieron desfilar en el Orgullo de Madrid con sus uniformes. En el caso de los policías nacionales, el Ministerio del Interior, comandado por Fernando Grande-Marlaska (abiertamente homosexual), les dio una autorización que terminó siendo revocada la víspera de la manifestación. «Lo único que queríamos era dar visibilidad al Cuerpo, igual que se hace en otros Orgullos del mundo, como en el de Nueva York, donde una representación de agentes desfila con su uniforme. Pero el día antes, el secretario de Estado de Seguridad nos dijo que no iba a poder ser, porque habían recibido unas llamadas de última hora, ‘presiones políticas’. El mismo día de la manifestación, Markaska nos recibió en su despacho. Se hizo una foto con nostros y la subió a las redes sociales para mostrarnos su apoyo, pero nos dio a entender que estaba atado de pies y manos».
Explica Rufino: «Queríamos que fuese algo similar a las procesiones de Semana Santa, donde siempre hay una representación oficial de la Policía. Pero se agarraron a un tema jurídico: y es que las procesiones no se consideran un acto reivindicativo y el Orgullo sí, y los estatutos no permiten que los agentes nos posicionemos».
Más suerte tuvo Arantxa Miranda, policía municipal de Madrid y también miembro de LGTBIPol, pues ella sí que obtuvo los permisos del Ayuntamiento -con la entonces edil Manuela Carmena- para desfilar uniformada. «Entregué el arma y la placa y fui en la manifestación con una representación de agentes de otros países, pero no con mis compañeros de la Policía Nacional », dice. Con lo que no contaba Arantxa es con el odio que aquel paseíllo reivindicativo iba a desatar en redes sociales. «Me pusieron verde. Y no por mi orientación sexual, sino que recurrieron a mi trayectoria profesional. Dijeron que yo jamás me había puesto las botas de Policía y que sólo usaba el uniforme para hacerme fotos. Era todo mentira, porque hasta entonces yo había estado en muchas investigaciones de la Policía, como la Operación Surco contra aluniceros, había sido motorista de tráfico…».
Arantxa Miranda, agente municipal.
Hoy, Arantxa es la cara visible de la Unidad de Gestión de la Diversidad de la Policía Municipal de Madrid, una comisaría pionera en España especializada en los delitos de odio, una coctelera en la que entra la discriminación por racismo, xenofobia, orientación e identidad sexual, género, prácticas religiosas, origen étnico, diversidad funcional, discapacidad, ideología… Por su trabajo en esta Comisaría de la Diversidad, Arantxa ha dado muchas formaciones a otros compañeros. Y aunque los agentes reciben estas actualizaciones con muy buen talante, recuerda algún caso aislado de rechazo frontal: «En una formación de inspectores en Ávila, yo estaba hablando del cacheo a personas trans, y uno de ellos dijo que no estaba de acuerdo con lo que estaba contando, se levantó y se fue». Y sin embargo, Arantxa reconoce que el Ayuntamiento de la capital, «independientemente de los partidos, está haciendo un gran esfuerzo en la formación de agentes en materia de diversidad».
¿Y qué hay de la polémica de algunos agentes que, aprovechándose de la nueva Ley Trans, han hecho el cambio registral de género? «Eso es un fraude de ley, porque te estás cambiando de sexo para beneficiarte de una serie de ventajas, por ejemplo en las pruebas físicas de una oposición», dice Begoña. «Pero una vez que se solicita el cambio en el Registro Civil, luego hay que ratificarlo delante de un juez. Yen estos años solo ha habido un caso: el de una persona que fue al registro y se benefició de las oposiciones por ser un varón. Pero luego todo eso se desestimó y se anuló. No es tan fácil como la gente cree. De hecho, los trans que hay en el Cuerpo se pueden contar con los dedos de una mano».
En el caso de la Guardia Civil, mucho más vinculada a los entornos rurales, la situación de sus agentes LGTBI es a menudo más peliaguda. «Cuando entré en la academia, tuve que meterme de nuevo en el armario», confiesa Antonio (nombre ficticio), de 43 años. «Además yo tuve una vocación tardía, llegué allí con 39 años y estaba rodeado de chavales de 25 que no sabes de qué palo van. Entonces busqué en Google alguna asociación que pudiera representarme, me encontré con LGTBIPol y me hice socio. En estos cuatro años, en cada uno de los destinos en los que he estado he ido con tiento al principio, imagino que como en cualquier otro trabajo. Hay algunos jefes de la vieja escuela a los que la gente todavía les tiene miedo. Pero poco a poco me he ido abriendo. Y hoy mi marido viene a los eventos del cuartel, mi situación civil con otro hombre está absolutamente normalizada, e incluso yo mismo participo de las bromas subidas de tono, que las hay, como las hay de los heteros, con total naturalidad».
Pablo (también nombre ficticio) es otro de los guardias civiles de LGTBIPol. «Como en estos entornos nadie cuenta nada, te sientes un poco solo», explica. «Ellos hablan abiertamente de mujeres, de sus conquistas del fin de semana… Y tú te callas, porque quieres dar una imagen respetable y que tu condición sexual no manche tu profesionalidad. Me destinaron a un pueblo, y ya era famoso antes de llegar: me convertí en el guardia civil gay en ese y todos los pueblos de la comarca, y al ser homosexual estás en el punto de mira». Pablo recuerda incluso el bullying al que le sometió un mando durante bastantes meses: «No hacía referencias explícitas a mi condición sexual, pero me ridiculizaba delante de los otros agentes con cuestiones del trabajo… Me afectó psicológicamente y en mi rendimiento, y lo pasé realmente mal». Tras cambiar de destino, hoy Pablo confiesa encontrarse «fenomenal».
Desde 2016, el gran caballo de batalla de LGTBIPOL ha sido la toma en consideración cada vez más profesionalizada de los delitos de odio. «No es fácil, porque se trata de algo subjetivo», explica Arantxa, muy familiarizada con todos los casos que llegan a la Comisaría de la Diversidad. «Yo te puedo llamar ‘maricón’ porque tienes una expresión de género no acorde a lo que yo entiendo por masculino. Y a lo mejor ese día revientas porque llevas años con esa mochila de ser el maricón, y te atreves a denunciar. Pero para tipificarlo como delito de odio tiene que haber una gratuidad de los hechos, o unos antecedentes, o la intención de ir contra el colectivo y no contra una persona en concreto… Ynosotros te vamos a atender con mucha empatía, te vamos a intentar tranquilizar, se va a investigar, podemos incluso hacer una mediación antes de ir por la vía penal o administrativa… Pero a lo mejor no hay un hay un delito de odio, sino un hecho odioso».
Begoña va un paso más allá: «Voy a tirar piedras sobre nuestro propio tejado, pero es verdad que se dan muchos casos que son una filfa. Si a mí alguien me llama ‘lesbiana’, me doy media vuelta y me marcho. Pero hay gente que por un insulto de ‘maricón’, algo que no debería pasar y está mal, por supuesto, denuncia. A veces tenemos la piel muy fina, saturamos el sistema… Y no hay que olvidar que los delitos de odio son algo muy serio».